Geneviève Seillé

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2011

Geneviève Seillé nació en Francia en 1951. De 1970 a 1977, enseñó en centros de enseñanza primaria y secundaria de Francia e Inglaterra. En 1981, se licenció en Bellas Artes (BA) en el Politécnico de Wolverhampton. De 1979 a 1988, trabajó en espectáculos como Le Banquet & Le Jardinier du Ciel, Wolverhampton Polytechnic, Once Upon a Time, Processions, La Parade de la Veuve Eploré & Forsaken Memories, Arena Studio, Wolverhampto e Stories from the Land of Pythonie, Lichfield Festival. De 1981 a 1992, se convirtió en profesora autónoma. Fue artista residente entre 1990 y 1995 en el Museo y Galería de Arte de Stoke-on-Trent. Creó collages, dibujos en los que la escritura tiene un papel importante y pinturas. También enseñó en escuelas de Warwickshire, Nuneaton y varias otras escuelas de Inglaterra y Francia. En 1992, tres de sus obras fueron adquiridas por la Biblioteca Nacional de Arte del Victoria and Albert Museum de Londres. De 1993 a 2000, vivió y trabajó en Francia e Inglaterra. Desde el año 2000 vive en Francia. COLECCIONES Biblioteca Nacional de Arte, Victoria and Albert Museum, Londres. Ruth y Marvin Sackner Archives de la poésie concrète et visuelle, Floride. EE.UU. Fundación MacArthur, EE.UU. En la obra plástica de Geneviève Seillé, la palabra, como un signo, reina suprema. Objeto de fascinación, sólo cuenta su aspecto visual y se convierte en una entidad estética. Esta manía por el atractivo formal de la palabra se remonta a la primera infancia de la artista, donde se deleitaba con el sonido de la pluma mojada en el tintero y luego su avance sobre el papel. Despertada la sensibilidad, copiar líneas, palabras, letras le produce entonces un inmenso placer. Fue en 1995 cuando Geneviève Seillé dio un nuevo paso diseñando sus propias palabras, sus "signos densos", que integró en su obra. La linealidad y el color se mezclan, dando a sus dibujos cierta simetría, cierta repetición. No deja lugar al vacío. Todo es una excusa para rellenar, para "garabatear" como a ella le gusta decir, pero un garabato que al final siempre armoniza. En esta zona misteriosa, llena de improvisaciones un tanto caóticas, cobran vida las fascinaciones mentales y las imágenes visuales de Geneviève Seillé. Criaturas monstruosas, anatomía inventada y siempre la palabra se unen y ofrecen una nueva forma de ver, vertiginosa y fascinante. "Llevaremos a un mundo en el que los cuerpos humanos puedan convertirse en pájaros, o en peces, o incluso en monstruos con miembros improbables".