Agnes Baillon

Busto con pequeño busto en el interior del torso sobre un escabel: "Petit cri du coeur" (Pequeño grito del corazón)

2017

He creado personajes desde que era niña. Estudié pintura en la Escuela de Bellas Artes de París, pero ahora prefiero la escultura. No tengo un proceso intelectual ni una explicación de lo que hago, sino que intento reflejar la emoción que me muestra la realidad. La mayoría de las veces trabajo a partir de fotos de acontecimientos actuales, incluso graves, como la violencia gratuita. Me fascinan el retrato y el cuerpo humano. No puedo imaginarme hacer una escultura sin expresión visual. Para mí es importante que el espectador se sienta perturbado, cuestionado. Mis personajes suelen ser recuerdos de personas poco corrientes, e intento darles una voz visual, como si quisiera decir que cada uno de nosotros puede ser un poco "borde". Detalles como el pelo, como las referencias a periodos concretos, pueden ahogar la imaginación del espectador; prefiero dejarlos fuera o no definirlos claramente, permitiendo que el espectador proyecte inconscientemente su experiencia personal, como si se mirara en un espejo. Me encanta la idea de crear vida eterna en la escultura, como en la época de los faraones. Utilizando resina blanca, o combinando pátina y pintura al óleo sobre bronce, intento reproducir la piel y la fragilidad del cuerpo vivo. Los retratos de grupo son los que más me interesan actualmente. Juntar a varios personajes añade complejidad a la lectura de la escultura. Agnès Baillon (traducción de David Jester) Un día, un visitante de una de mis exposiciones se me acercó y me dijo: "Estos son los vestigios de una civilización pacifista". He vaciló, esperando mi aprobación o mi desacuerdo. Nunca había visto las cosas desde ese ángulo. Al final, es a través de las palabras de los demás como realmente aprendemos sobre nosotros mismos. Vestigios. Sí, mis figuras son recuerdos o fragmentos de otra época, pasada tal vez, aunque en realidad una época que nunca existió. Y pacifista, definitivamente. Estoy profunda y personalmente comprometida con el poder de la no violencia. Crecí en una comunidad dedicada a la lucha pacífica por una causa justa y humana. Toda mi vida mi educación me ha definido, y creo que ahora me toca luchar por ciertos valores. Con escultura. En silencio y sin gritar. Tal vez esté recurriendo a la poesía y al afecto inherentes a mi trabajo para recordar a la gente que la humanidad no puede sobrevivir sin esperanza. Mi trabajo actual se centra en el cuerpo herido, aunque me parece que el impacto dramático del tema no llega lo suficientemente lejos. La herida no es suficiente. Mis figuras heridas se curan solas. Se endurecen contra la violencia del mundo exterior. Quiero creer que el ser humano puede resurgir de sus cenizas. Al crear estos cuerpos que tienen vida propia, también me reconforta la idea de dar vida a figuras que nos sobrevivirán. Agnès Baillon París, 22 de abril de 2011