Vincent Du Bois

Pistola gorda

2019

Procede de una familia con una larga tradición artística. Vincent Du Bois logró sintetizar tanto la formación clásica como la visión contemporánea. De Albert Anker o Robert Hainard, sus antepasados pintores y escultores, tomó el respeto de "la maniera". A partir del compromiso con su tiempo, forjó su lenguaje artístico personal. Vincent Du Bois se planteó muy pronto el arte de la escultura de un modo muy tradicional y académico. Tras terminar la escuela en Ginebra y formarse como escultor de piedra en la empresa familiar de mármol, cursó estudios en Artigani, en Pietra Santa (Toscana), Italia, donde pudo agudizar su percepción tanto para las figuras humanas como para sus primeros proyectos personales. Sobre todo, vivió su pasión por la talla del mármol. Tras años de contacto constante con el mármol blanco de Carrara, optó por liberarse durante algún tiempo de esta tradición para cuestionar sus valores artísticos. A continuación se traslada a Estados Unidos, donde es seleccionado para el programa Master del Instituto de Arte de Chicago. Durante dos años y medio se dedicó a todo tipo de trabajos experimentales y conceptuales. Al abrir su mente a todo tipo de materiales, ha enriquecido su arte y le ha dado más libertad. Tras obtener su MFA, creó su propio estudio en Ginebra, donde ahora divide sus días entre la creación de su arte, el desarrollo de proyectos arquitectónicos o de diseño originales, y la restauración de piezas de mármol antiguas por las que está muy solicitado. Con su pasión por la práctica clásica y por la investigación conceptual, Vincent Du Bois ha creado de hecho una trayectoria artística muy original y sólida en la que se funden, por ejemplo, las obras figurativas (como los retratos que modela en arcilla y talla en piedra) y las instalaciones urbanas que combina con materiales reciclados. Esto es lo que caracteriza a este artista contemporáneo que ha expuesto sus obras en muchos países hasta Japón, y cuya filosofía no admite límites en escalas o tipos de materiales. La mano clásica envuelve con armonía su curiosidad por su tiempo. Ya sea figurativo o abstracto, antiguo o contemporáneo, lo que cuenta es este sentido del equilibrio y la complementariedad: En su estudio se respira la interacción física de la emoción que emana de las formas junto con el placer de la reflexión: Un diálogo entre los sentidos y el espíritu.