Reinhard Görner

Basílica, Museo Bode

2005

Las bibliotecas son a la vez refugios y lugares de evasión. Es esta sensación la que el fotógrafo alemán Reinhard Görner lleva años explorando, en busca de las salas de lectura más bellas y solemnes de todo el mundo. Bibliotecas íntimas enclavadas en el corazón de abadías recónditas o grandiosos salones de prestigiosas universidades, para el German artist estas habitaciones son una inagotable reserva de inspiración. Déjate transportar a través de arquitecturas, estilos y épocas en este retrato de Reinhard Görner, un artista autodidacta con una pasión polifacética y contagiosa. Como fotógrafo de arquitectura, Reinhard trabajó muchos años para arquitectos antes de decidir centrarse en su pasión. Su objetivo es explorar cómo los grandes maestros de la arquitectura han creado espacios que respiran belleza y silencio jugando con las sombras, la luz, las proporciones, los ritmos. Rápidamente descubrió que las bibliotecas siempre han sido y siguen siendo maravillosos campos de juego para los arquitectos, que les permiten centrarse en la cuestión de la forma y el vacío: "Me veo como un embajador que intenta transmitir el espíritu de estos constructores con mis medios fotográficos". El artista fotografió y se enamoró de su primera biblioteca en 2005, cuando trabajaba con el arquitecto Sir Norman Foster y captó la biblioteca filológica de la Frei Universität de Berlín. Desde entonces, la atmósfera catedralicia de la sala de lectura principal Rose de Nueva York causó un impacto duradero en el artista y empezó a intensificar su documentación de bibliotecas de todo el mundo. Las fotografías de Görner pretenden transmitir el impacto que tiene la arquitectura en nuestra conciencia de la vida: las bibliotecas que capta abren espacios, cuentan historias y remiten a una época en la que el sentido de la estética y el sentido del espacio eran idénticos. Las fotos de Görner remiten a la inmensidad que la gran arquitectura ha celebrado a lo largo de la historia, evocando periodos históricos en los que confluyen belleza y tranquilidad. Su obra rinde homenaje a la escuela de arte Becher. Al igual que otros discípulos -Andreas Gursky, Thomas Ruff y Candida Höfer-, la obra de Görner es estrictamente conceptual, combinada con un fino enfoque técnico. Todas sus obras demuestran la misma fascinación por la tipología y registran la herencia del pasado cultural e industrial occidental.