Gustave Baumann, "Taos Placita", xilografía en color, 1947, edición 125. Baumann 132. Firmado, titulado y numerado "20-125" a lápiz; con la chuleta del artista Mano en el corazón. Una impresión magnífica, ricamente entintada, con colores frescos, sobre papel fibroso de trama avena; la hoja completa con márgenes (de 2 a 3 1/8 pulgadas); ligera ondulación en el borde izquierdo de la hoja, en excelente estado. Matted to museum standards, unframed.
Tamaño de la imagen 9 5/8 x 11 1/4 pulgadas (244 x 286 mm); tamaño de la hoja 13 1/4 x 17 pulgadas (337 x 432 mm).
Colecciones: Museo de Arte de Nuevo México, Museo de Arte de Phoenix, Museo de Arte de Wichita.
SOBRE EL ARTISTA
Gustave Baumann (1881-1971) fue un reputado grabador y una figura destacada del renacimiento de la xilografía en color estadounidense, cuya exquisita artesanía y vibrantes imágenes captaron la esencia del suroeste.
"Brillante grabador, Baumann aportó al medio un pleno dominio del oficio de carpintero que adquirió de su padre, ebanista alemán. Esta artesanía se unió a una sólida formación artística que dio como resultado los hermosos objetos que vemos hoy en la exposición. Tras descubrir Nuevo México en 1918, Baumann empezó a explorar en sus xilografías de este periodo la luz, el color y las formas arquitectónicas de aquel paisaje. Sus grabados de este periodo se cuentan entre las imágenes más bellas y poéticas del Oeste americano."
-Lewis I. Sharp, Director del Museo de Arte de Denver
Baumann, hijo de un artesano, emigró a Estados Unidos desde Alemania con su familia cuando tenía diez años, estableciéndose en Chicago. De 1897 a 1904, estudió por las tardes en el Instituto de Arte de Chicago, trabajando durante el día en una imprenta comercial. En 1905 regresó a Alemania para asistir a la Kunstwerbe Schule de Múnich, donde se decidió por la carrera de grabado. Regresó a Chicago en 1906 y trabajó unos años como diseñador gráfico de etiquetas.
Baumann realizó sus primeros grabados en 1909 y los expuso en el Instituto de Arte de Chicago al año siguiente. En 1910, se trasladó a la colonia de artistas de Nashville, Indiana, donde exploró las posibilidades creativas y comerciales de una carrera como grabador. En 1915, expuso sus xilografías en color en la Exposición Internacional de Panamá-Pacífico, en San Francisco, y ganó la medalla de oro.
Entre las continuas actividades comerciales de Baumann destaca su trabajo para la Packard Motor Car Company de 1914 a 1920, donde realizó diseños, ilustraciones y xilografías en color hasta 1923.
En 1919, la obra gráfica de Baumann dominó la importante exposición de xilografías en color americanas del Instituto de Arte de Detroit. Se incluyeron 26 grabados suyos, muchos más que las obras de cualquier otro artista. A Un conjunto de sus bloques, un dibujo preparatorio y siete pruebas progresivas complementaban la exposición. Ese mismo año, Baumann trabajó en Nueva York y, durante el verano, en Provincetown, Massachusetts. Sus aireadas imágenes de Cape Cod empleaban colores suaves y pastel, y en ocasiones mostraban la influencia de la técnica xilográfica de líneas blancas.
Muchos de sus amigos artistas de Chicago habían viajado al suroeste, y Baumann quedó intrigado por sus cuadros, recuerdos e historias de un lugar exótico llamado Taos, Nuevo México. En el verano de 1918, pasó el verano en Taos esbozando y pintando antes de visitar Santa Fe. Paul Walter, director del Museo de Nuevo México, le ofreció un estudio en el sótano del museo. Inspirado por la escarpada belleza del suroeste, los vibrantes colores y los dramáticos paisajes de la región se convirtieron en un tema central de su obra, influyendo en su estilo artístico y su temática durante el resto de su carrera. Más tarde, en esa misma década, viajó a la Costa Oeste e hizo grabados de paisajes californianos.
Los grabados de Baumann se convirtieron en sinónimo del Suroeste, capturando el espíritu de su lugar en la identidad de América con un sentido único de autenticidad y reverencia. Sus imágenes icónicas de paisajes desérticos, pueblos y culturas indígenas sirvieron como tributo visual al rico patrimonio cultural de la región, lo que le granjeó un gran número de seguidores entre coleccionistas y conservadores.
Auténtico artesano y artista, Baumann realizó él mismo cada paso del proceso de grabado, cortando cada bloque, mezclando las tintas e imprimiendo cada impresión en el papel hecho a mano que seleccionó. Su dedicación a la verdadera artesanía y su empeño en preservar la integridad de su visión artística le valieron la aclamación y el reconocimiento generalizados en el mundo del arte. Acerca de los vibrantes colores que producía, Baumann declaró: "Es necesario adquirir un conocimiento del color, ya que no todos se comportan de la misma manera cuando se esmerilan o mezclan... en la elaboración de los colores interviene una cuidadosa química, con meticulosas pruebas para comprobar su permanencia. Aunque las fórmulas complicadas hacen evolucionar nuevos colores, los derivados de la Tierra y las bases metálicas siguen siendo los más fiables."
En la década de 1930, Baumann se interesó por el teatro de marionetas. Diseñó y talló sus propias marionetas y creó una pequeña compañía ambulante. De 1943 a 1945, el artista talló un retablo para la Iglesia Episcopal de la Santa Fe de Santa Fe. En 1952, se montó una exposición retrospectiva de sus grabados en el Museo de Bellas Artes de Nuevo México. A lo largo de su prolífica carrera, Baumann realizó casi cuatrocientas xilografías en color.
Las xilografías de Baumann están representadas en más de 100 museos de Estados Unidos y Gran Bretaña, como el Museo de Albuquerque, el Museo de Arte de Akron, el Instituto de Arte de Chicago, el Museo de Arte de Cleveland, el Museo de Arte de Denver, los Museos de Bellas Artes de San Francisco, el Museo de Arte de Indianápolis, el Museo Metropolitano de Arte, la Galería Nacional de Arte, el Museo de Historia de Nuevo México, el Museo de Arte de Nuevo México, la Biblioteca Pública de Nueva York, el Museo Smithsonian de Arte de América y el Museo de Arte Stark.