Kathleen Hudson

Nube sobre la montaña Cheyenne

2021

Kathleen B. Hudson vive y pinta en Colorado Springs, Colorado. Crea paisajes al óleo, tanto en su estudio como en plein air. Su estilo está determinado por su observación atenta de la naturaleza y su deseo de explorar la luz y la atmósfera del paisaje. La obra de Hudson ha obtenido un amplio reconocimiento en los últimos años. En 2017, recibió el Gran Premio del 6º Salón Anual PleinAir por su cuadro Bright Morning, Timberline Falls, que apareció en la portada de julio de 2017 de PleinAir Magazine. Ese mismo año, Southwest Art la nombró "Artista a seguir". Su obra ganó el Mejor de la Exposición en la muestra Timeless Legacy del Museo Hockaday en 2020, el Gran Premio en Plein Air Texas en 2018, y fue votada como la preferida del artista en la Forgotten Coast en Plein Air y en la muestra Timeless Legacy del Hockaday. Hudson es uno de los artistas más jóvenes elegidos miembros de la Sociedad Americana de Artistas Marinos. Es Miembro Signature de la Asociación de Pintores Plein Air de Laguna y Miembro Artista del Club de Arte de California. Hudson empezó a pintar en la infancia y siguió con ello cuando se trasladó de su Kentucky natal a Boston en otoño de 2005 para comenzar una licenciatura en la Universidad de Harvard. Durante sus años en Boston, Hudson llegó a amar el hermoso paisaje de Nueva Inglaterra mientras pintaba, estudiaba relatos de viajes de montaña y dirigía viajes de mochilera por las Montañas Blancas. Tras licenciarse, fue seleccionada para formar parte de la Copley Society of Art de Boston, la asociación artística sin ánimo de lucro más antigua de Estados Unidos. En 2013, Hudson regresó a Lexington, su ciudad natal, y empezó a participar en festivales regionales de pintura plein air. Ahora participa en varios concursos nacionales con jurado cada año, y cuando no está fuera pintando del natural, puedes encontrarla en el estudio creando paisajes a mayor escala que enfatizan la interacción dinámica de la luz, la sombra y las atmósferas. Hudson intenta evocar una sensación de asombro en sus paisajes. Sus cuadros representan lugares y momentos concretos en el tiempo: el breve momento de un amanecer en que el sol llena el aire con un etéreo resplandor dorado; una pausa en una tormenta en la que la luz atraviesa las densas nubes; o la visión de la escorrentía glaciar que lanza cascadas por la ladera de una montaña envuelta en niebla. Escenas como ésta son reales, pero como los cuadros de Hudson destacan momentos raros de especial belleza, se mueven en una fina línea entre lo "real" y lo de otro mundo.