Orovida Pissarro

Gato siamés con gatitos de Orovida Pissarro - Pintura al huevo en tempura

1934

Orovida Pissarro, hija única de Lucien y Esther Pissarro, fue la primera mujer de la familia Pissarro que se convirtió en artista profesional y la primera Pissarro de su generación que se dedicó a la pintura. Nacida en Epping, Inglaterra, en 1893, vivió y trabajó principalmente en Londres, donde fue miembro destacado de varios clubes y sociedades artísticas británicas.

Orovida aprendió primero a pintar en el estilo impresionista de su padre y, tras un breve periodo de estudio formal con Walter Sickert en 1913, renunció a la educación artística formal.

A lo largo de su carrera, Orovida siempre se mantuvo al margen de los principales movimientos artísticos británicos. Para decepción de Lucien, pronto se apartó de la pintura naturalista y desarrolló un estilo inusual que combinaba elementos del arte japonés, chino, persa e indio. Su rechazo del Impresionismo, que para la familia Pissarro era una forma de vida, y su decisión simultánea de abandonar su famoso apellido y utilizar simplemente Orovida como nombre de pintora, reflejaban un deseo de independencia y distanciamiento del legado familiar, del que, sin embargo, seguía estando orgullosa.

Las obras más distintivas de Orovida son sus pinturas de los años veinte y treinta al gouache (ella llamaba a su mezcla color del cuerpo) y al temple, aplicadas en finas y delicadas aguadas sobre seda, lino, papel o pan de oro y adornadas con bordes de brocado. Estas obras, elegantes y ricamente decoradas, suelen representar temas no occidentales, por ejemplo: Jinetes mongoles, bailarinas africanas y príncipes persas, a menudo inmersos en actividades como danzas o rituales de caza.

La segunda mitad de la carrera pictórica de Orovida está marcada por un cambio drástico tanto en el estilo como en la temática. A mediados de la década de 1940, empezó a adoptar temas contemporáneos de la vida cotidiana y volvió a un estilo más naturalista. Su nuevo estilo se adaptaba mejor al óleo, por lo que regresó a ese medio.

A lo largo de su vida, Orovida fue consciente de la mezcla de bendiciones que suponía tener artistas famosos en la familia; no sólo un abuelo y un padre, sino también cuatro tíos, y hacia el final de su vida, desempeñó un papel decisivo en el desarrollo del archivo de la familia Pissarro que su madre había establecido en el Museo Ashmolean de Oxford.

(Biografía facilitada por Galería Stern Pissarro)