Alexander Sheversky

Piruleta

Logrando un equilibrio armónico entre la composición clásica y la disposición moderna, un óleo original de Sheversky habla de la apreciación de la vocación por el realismo contemporáneo. Cada lienzo es majestuoso y monumental, y ensalza las virtudes de la disciplina y la emoción al estilo de sus maestros más destacados: Rembrandt y Vermeer. El juego de luces y sombras y, sobre todo, la comprensión inherente a Sheversky de la luz aportan una vida al cuadro que resuena y vive ante el espectador. Tanto si se trata de un estudio figurativo como de una naturaleza muerta, su propia existencia queda plasmada por los valores emotivos de la propia luz que exhibe el artista, encarnando así la naturaleza viva y omnipresente del sujeto. Así pues, un cuadro de Sheversky combina el meticuloso detalle de la técnica clásica con la limpieza, la modernidad y la nitidez conceptual.