Gustav Likan

Bodegón con fruta

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Nacido en Yugoslavia en 1912, Gustav Likan alcanzó pronto la fama internacional como artista. Desde hace tiempo es conocido en Europa por sus retratos de la realeza y de jefes de Estado. Desde que llegó a América, su genio del color se encendió y emergió como uno de los coloristas más importantes del siglo XX. Considerado un prodigio, Likan se ganó pronto la aclamación de los círculos académicos. Su comprensión y su talento eran tan grandes que pasó volando los años ordinariamente rigurosos de dibujo requerido y de dibujo de figura humana en la mitad del tiempo habitual. Reconociendo su extraordinario talento, la Academia de Bellas Artes de Múnich concedió a Likan el honor especial de Alumno Maestro. Le dieron su propio estudio privado y su propia modelo. Teniendo en cuenta la ortodoxia y el conservadurismo de esta institución, la elevación de un simple muchacho a tal categoría constituye un tributo al genio descubierto. Likan estudió restauración con los mejores maestros europeos de este raro arte. Esto le sirvió para desarrollar aún más sus habilidades. Pasaba los veranos en Holanda, Italia y Francia... rondando los museos, dibujando y pintando de 10 a 14 horas al día, incluso durante las vacaciones. Tras ganar fama como retratista, Likan emigró a Sudamérica, donde en 1948 fue contratado por Eva Perón para pintar murales para las iglesias, hospitales y escuelas del país, y luego a Estados Unidos, llegando a Chicago en 1957. Inmediatamente fue nombrado instructor de la Academia de Bellas Artes de Chicago, donde enseñó hasta 1967, y donde sus lienzos de exuberante colorido le valieron el título de "padre del acrílico".