Dennis Sheehan

Un arroyo con canto rodado

Dennis Sheehan nació en Boston en 1950. Tiene obras en importantes colecciones públicas y privadas, incluida la Casa Blanca. Sheehan pinta al modo de Barbizon, siguiendo a sus precursores del siglo XIX. Siguiendo la tradición de los pintores tonalistas*, Sheehan crea paisajes anímicos, afectados por los cambios estacionales de la naturaleza. "Hoy, en un firmamento cultural que se ha definido como Postmoderno, una nueva generación de pintores estadounidenses vuelve al viejo paisaje buscando una visión renovada. Las estrategias culturales que emplean son tan diversas como cualquiera del pasado; en la mayoría de los casos, estos pintores se esfuerzan conscientemente por entablar un diálogo con la historia del arte de las Montañas Blancas. Su obra, basada en una sofisticada apreciación de lo que ha venido antes, es en muchos casos deliberadamente discursiva con una tradición que ha sido casi borrada dos veces por fuerzas históricas y culturales." La obra contemporánea de Dennis Sheehan, por ejemplo, ofrece un gran antecesor decimonónico, George Inness. Al igual que Inness, cuya influencia reconoce conscientemente, Sheehan emplea la paleta oscura y las superficies densamente pigmentadas de la Escuela francesa de Barbizon*. Manteniendo un esquema cromático tonalista apagado, Sheehan, como Inness antes que él, tiene la temeridad de evitar los paisajes pintorescos -su Conway Meadows evita cualquier referencia a la tradicional vista culminante del monte Washington- en aras de evocar la atmósfera* y la apariencia del mundo natural tal como se observa. La verdad óptica combinada con la resonancia poética -la búsqueda de alguna cualidad inefable de la naturaleza más allá de las palabras- constituye la probidad de su arte. Sin embargo, al igual que Inness, los cuadros de Sheehan se producen en el estudio. Su obra es el producto de la destilación consciente de imágenes anteriores que van desde el Barbizon estadounidense a las abstracciones de Franz Kline. A pesar de todas las referencias a la historia -y son múltiples-, no hay duda de que el artista tiene una deuda con el pasado más reciente. Sin el legado de la pintura de acción, el arte de Sheehan sería menos contundente y evocador de lo que es". Fuente: Gremio de Artistas de Boston