Emilio Grau Sala

Mère et fillette au bouquet de fleurs

1963

Emilio Grau Sala procedía de una familia de artistas. Nació en Barcelona en 1911 y su padre, buen dibujante, había sido uno de los promotores del "Salón de los Humanistas" y hacía sus exposiciones normalmente en la "Sala Parés" de Barcelona. Sus primeras obras se expusieron en el Salón de los Independientes. En los años 1930-33 había pintado bajo la influencia del cubismo, especialmente de Torres García. De aquella época es un cuadro del puerto de Barcelona, geométrico y estructural, que anticipaba por completo lo que más tarde sería su obra. Su personalidad comenzó plenamente pintando acuarelas y óleos con cierto carácter fantástico, con un punto de instinto decorativo y temas llenos de ingenuidad y gracia. Interiores románticos, potreros, escenas portuarias, marineros, etc. Grau Sala fue esencialmente un pintor mediterráneo, hijo del postimpresionismo y enriquecido con la pintura francesa de los últimos cincuenta años. Mediterráneo porque su obra tiene el color y la luz de esa tierra. Comprendió y asimiló muy bien la pintura impresionista, y por eso nunca estuvo sujeto a los módulos de un realismo formulista, ni a las sexigencias de las formas. En París encontró el mejor entorno para darnos una obra fructífera e intensa, porque podía utilizar el potencial expresivo del arte francés para enriquecerla. Todo ello le convirtió en un artista muy estimado en todos los lugares donde se conocía su obra. También fue requerido muy a menudo para ilustrar libros y publicaciones en París. También sus carteles tuvieron mucho éxito. Pintó un gran número de temas, pero quizás en el tema de las carreras de caballos es donde se puede ver de forma muy clara la vida alegre y optimista que se vivía en aquella época. En este tejido hay una explosión de colores jugosos y vivos llenos de ingenio y sencillez en su composición. Sólo un maestro podía convertir lo complicado en algo sencillo y bello. Ante esta obra sentimos una profunda emoción, la emoción de antes de empezar una carrera de caballos. Alegría y nerviosismo al mismo tiempo. Sobre todo porque es una emoción directa. No hay intermediarios entre nuestros ojos y lo que la obra pretende decirnos. Esto es precisamente lo que nos seduce y atrapa de este cuadro. Sus obras se encuentran en los Museos de la Villa de París, Museo de L'Ile de France, en el Castillo de Sceaux, Museo de Honfleur, Museo de La Rochelle, Museo de Barcelona, Museo de Tossa de Mar, Museo de Philadelphia, Museo de Buenos Aires, etc. EXPOSICIÓN Museo de Arte Moderno de Madrid Galería Muller, Buenos Aires Galería Dindley, Nueva York Salones Exteriores y de Otoño, París Galería Charpentier, París Monique de Groote, París Sala Parés, Barcelona Sala Rovira, Barcelona Sala Syra, Barcelona