Esculturas de Marina Núñez del Prado
Marina Núñez del Prado fue una célebre escultora boliviana y una de las escultoras más respetadas de América Latina. Su obra es muy sensual, con curvas ondulantes. Tallaba en maderas autóctonas bolivianas, así como en granito negro, alabastro, basalto y ónice blanco. Quizá una de sus obras más famosas sea Venus blanca (1960), un estilizado cuerpo femenino de ónice blanco. Otra obra célebre es Madre e hijo, esculpida en ónice blanco. Las culturas indígenas bolivianas inspiraron gran parte de su obra. Del Prado nació en La Paz, Bolivia, el 17 de octubre de 1910. Descubrió su amor por el arte en su juventud, mientras estudiaba técnicas de modelado escultórico en La Paz. Su pasión por la escultura se inspiró en la obra de Miguel Ángel, y estudió Bellas Artes en la Academia de Bellas Artes de La Paz, donde se licenció en 1930. Del Prado continuó en su alma mater como instructora de anatomía artística y escultura. Se convirtió en la primera mujer en alcanzar un puesto como presidenta de la Academia. Mientras trabajaba en la Academia de Bellas Artes de La Paz, Del Prado empezó a exponer localmente. Fue muy activa artísticamente y colaboró con varios artistas, como Cecilio Guzmán de Rojas, pintor boliviano que lideró el movimiento artístico indigenista de la época. Del mismo modo, Del Prado centró principalmente su trabajo en los derechos de los pueblos indígenas y el indigenismo, una ideología política que centra la relación de la población indígena con el gobierno.
Del Prado dejó su trabajo en la universidad y su ciudad natal de La Paz para viajar en 1938. Pasó los años siguientes viajando por Perú, Uruguay y Argentina. Después viajó a otros países fuera de Sudamérica, como Egipto, partes de Europa y Estados Unidos, donde estudió durante ocho años en Nueva York con una beca concedida por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias. Durante su estancia en Nueva York, Del Prado ganó una Gold Medal por su exposición "Mineros en Rebelión". Este trabajo se centró en los trabajadores de la región boliviana de Potosí. Poco después, en 1948, Del Prado se trasladó de nuevo a La Paz, donde continuó realizando obras inspiradas en los pueblos indígenas de Sudamérica, así como en el paisaje y la cultura de su tierra natal. Más tarde, en 1972, se trasladó a Perú, donde vivió con su marido, Jorge Falcón, escritor nativo de Perú. Junto con sus cuatro hermanos, Del Prado donó la Casa Museo Marina Nuñez del Prado al pueblo de Bolivia en memoria de sus padres. El museo alberga más de 1.000 obras de arte, en su mayoría realizadas por Del Prado y algunas por su hermana, Nilda. Del Prado falleció en Lima, Perú, en 1995.
En 1938, dejó su puesto y viajó por Bolivia, Perú, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Europa y Egipto. De 1940 a 1948, trabajó y organizó exposiciones de su obra en Estados Unidos mientras disfrutaba de una beca. En 1946, "Mineros en rebelión", inspirada en los mineros del departamento boliviano de Potosí, ganó una medalla de oro en una exposición en Nueva York. En 1948 regresó a Bolivia, estableciéndose finalmente en La Paz en 1958. En 1972 se trasladó a Perú, donde vivió con su marido, un escritor peruano. A lo largo de su exitosa carrera conoció a destacados artistas como Pablo Picasso, Constantin Brâncuși, las poetas Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbourou. También fue amiga del escritor boliviano Franz Tamayo. Su obra ha sido objeto de críticas internacionales y nacionales. Botelho Gozalvez sostiene que su obra está marcada por dos características principales: la gracia y la fuerza. La fuerza se ve a través de sus paisajes andinos y su gracia es reconocible en la armoniosa geometría de sus obras. Botelho afirma que Núñez del Prado tiene un "genius loci" y distingue cuatro periodos en su obra. El primer periodo se caracteriza por la temática musical de su obra. El segundo periodo se caracteriza por el uso de la escultura bidimensional y una temática social. El tercer periodo se caracteriza por la escultura tridimensional en piedra. También se le conoce como el periodo "maternal" por sus Madonas aymaras y otras representaciones de mujeres indígenas. Por último, el cuarto periodo es el neoabstracto, en el que han influido Picasso, Archipenko y Milles. Del mismo modo, Héctor Herazo Rojas argumenta que sus obras se caracterizan por la fuerza, la gracia y la monumentalidad An He también señala que sus obras giran en torno a la temática de la raza, el mito y la tradición. Sus esculturas de figuras maternas indígenas y animales míticos pueden dar fe de ello. Pedro Querejazu coincide con Herazo Rojas en su temática racial y sugiere que sus esculturas se originaron dentro del movimiento del realismo "indígena". Según él, más tarde su obra adoptó una expresión moderna e internacional que alcanzó una etapa final inmersa en el abstractismo. Esta obra posterior se centró en la figura femenina y las criaturas de los Andes. En esta última etapa, del Prado trabajó con maderas tropicales amazónicas, bronce y piedras como granito, andesita, basalto, ónice y mármol. Otros críticos como Eduardo Mendoza Varela, que reseñó su exposición de esculturas expuesta en la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República de Colombia en Bogotá (Colombia), sostiene que su obra es "milagrosa" y "misteriosa". Su crítica emplea metáforas poéticas para destacar sus habilidades y el dominio de los materiales en sus esculturas. Considera que las formas abstraídas y reducidas poseen la capacidad de ir más allá de la mera representación física y captar el espíritu de la propia artista. El crítico Guillermo Nino de Guzmán también se refiere a su obra como "genial" y una fuerza constante de energía creativa en relación con su serie Mujeres al Viento(Página 7, 2014). Por último, su trabajo ha inspirado versos de poesía. El poeta español Rafael Alberti le ha dedicado un homenaje.
En la década de 1970, Marina Núñez del Prado estableció su residencia y estudio de arte en lo que se convertiría en la Casa Museo, situada en la calle Ántero Aspillaga 300, justo en el centro del Bosque de El Olivar. Se convirtió en la primera casa de todo El Olivar declarada Patrimonio Cultural de la Nación y en 1984 se inauguró oficialmente en La Paz la casa-museo de la Fundación Núñez del Prado en honor de los padres de Marina Núñez del Prado. La Casa Museo regida por la Fundación Núñez del Prado es un museo privado que enriquece el patrimonio boliviano. Durante décadas fue el hogar y el estudio de Marina Núñez del Prado, y ahora se ha convertido en la Casa Museo y en un tesoro de historia y talento para los bolivianos. El museo contiene 1.014 obras de del Prado, que constituyen el mayor depósito de su obra, incluidas esculturas, dibujos y bocetos de Marina, lo que la convierte en la mayor colección existente de sus obras. Pero dentro del museo no sólo encontrarás la obra de del Prado, sino también la de su hermana Nilda, que fue una gran orfebre y pintora. El museo está lleno de su entorno familiar, obras de su padre, y las colecciones de Plata Boliviana, Arte Colonial, Pintura Contemporánea y Artesanía. La casa está rodeada por un jardín de esculturas de resultados cambiantes afectadas por las modificaciones urbanísticas de su entorno. El taller del escultor del Prado, situado en el segundo nivel, se ha considerado el corazón de la casa y la intervención gira en torno a él. Durante un largo periodo, la situación de la casa museo de Marina Núñez del Prado fue una de las complicaciones. En aquel momento, el museo llevaba casi 10 años cerrado y olvidado por falta de gestión y apoyo. El cierre se debió a una rotura de su infraestructura durante la construcción inicial del Túnel Americano y había permanecido cerrado al público mientras muchas personas afirmaban que el gobierno nacional o municipal nunca se ocuparon de la situación. Existen muchos relatos personales de vecinos que habían visto cómo el museo permanecía abandonado durante años y describieron su importancia para su comunidad y la historia del arte. Hablan muy bien del museo y de las obras que incluye, además de hablar con cariño del Prado como artista. En 2012, publicaron una nota en la que informaban de que se iniciaría la restauración de la casa y que se estaba trabajando para resolver los numerosos problemas arquitectónicos. Fue reabierto en abril de 2015 por la Municipalidad Distrital de San Isidro y la curaduría para la selección de las piezas que se exhiben estuvo a cargo de Gustavo Buntinx.
Década de 1930 Boliviano Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
siglo XX Desconocido Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
Década de 1930 Sueco Escandinavo moderno Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
Década de 1930 Sueco Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
siglo XX Moderno de mediados de siglo Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
finales del siglo XX Francés Art Decó Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
Década de 1930 Estadounidense Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Terracota
Década de 1930 Francés Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Alfarería, Yeso
Década de 1930 Desconocido Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Mármol, Metal
Década de 1930 Austríaco Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
Década de 1930 Danés Art Decó Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Metal
Fines del siglo XIX Francés Antiguo Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
principios del siglo XX Francés Moderno Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce
Década de 1970 Boliviano Moderno Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Mármol, Bronce
Década de 1970 Boliviano Moderno Vintage Esculturas de Marina Núñez del Prado
Bronce