Anillo de cóctel de oro blanco con diamantes y rubíes Graff

El joyero británico Sir Laurence Graff (nacido en 1938) quedó totalmente hipnotizado por los diamantes cuando emprendió su primer aprendizaje a los 15 años en el distrito joyero londinense de Hatton Garden. No pasó mucho tiempo antes de que creara su marca homónima, ahora famosa, que produce anillos de compromiso, collares, anillos, pendientes, joyas independientes, relojes y mucho más, todo ello de fabricación propia.

Graff se había matriculado en clases en la Central School of Arts & Crafts, y aunque al principio se mostró prometedor y fue muy apreciado, el dueño de la tienda, el Sr. Schindler -que tenía a su aprendiz fregando suelos y retretes-, pronto cambió de opinión y lo consideró mediocre. Sin desanimarse, Graff aprendió a reparar anillos y diseñó pequeñas joyas en un humilde banco de trabajo en su dormitorio. Abrió un servicio de reparación de anillos 24 horas con un socio y, en 1960, fundó su casa de lujo. Le siguieron dos locales comerciales en Londres en 1962. Graff se convertiría en uno de los mejores diamantistas del mundo y en 2013 la reina Isabel le concedió la Orden del Imperio Británico por sus servicios a la industria joyera.

Graff es conocida por manejar algunos de los diamantes más famosos del mundo, como el Windsor Yellows, el Paragon, el Lesotho Promise y el Wittelsbach-Graff. También compró el Graff Lesedi La Rona, de 302,37 quilates, que, en aquel momento, era el diamante más grande jamás clasificado por el Gemological Institute of America. El GIA certificó el diamante -entonces el segundo diamante en bruto de calidad gema más grande jamás registrado- como de color y claridad máximos. Los trabajadores de Lucara Diamond Corporation descubrieron el diamante en bruto de 1.109 quilates en 2015 en la mina de Karowe, en Botsuana, y después de que Graff comprara el diamante en 2017, sus gemólogos y artesanos pasaron más de 18 meses puliendo sus facetas finales.

Aunque muchas joyas, como la Graff Lesedi La Rona, permanecen en la colección de Graff, éste vende joyas independientes de gran calidad. Se dice que las gemas de sus salas de exposición pueden alcanzar un precio medio de cientos de miles de dólares. Aunque estas piedras quizá estén ligeramente fuera del presupuesto de un cliente típico de joyería Graff, la casa trabaja con gemas de precio más razonable, pero no menos excepcionales, para sus colecciones.

Naturalmente, los diamantes ocupan un lugar destacado en las joyas Graff, conocidas por ser más vanguardistas que tradicionales, aunque Graff también crea anillos de compromiso clásicos. Las colecciones prêt-à-porter del joyero integran motivos naturalistas como mariposas, lazos y rayos de sol, así como siluetas llamativas como la entrecruzada Kiss, la agrupada Threads y la arremolinada línea Inspired by Twombly, que rinde homenaje a la obra del pintor y escultor estadounidense Cy Twombly. Y aunque los diamantes son el objetivo principal de Graff, sus joyas presentan ocasionalmente otras piedras preciosas y semipreciosas.

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