Reloj de pulsera automático Hublot MDM Geneve de acero inoxidable con bisel de diamantes y esfera azul

Nacido en el seno de la familia de la empresa relojera Grupo Binda, el relojero italiano Carlo Crocco (nacido en 1944) decidió abandonar la dinastía para crear su propia empresa, MDM Genève, en 1976. Pasó los años siguientes desarrollando su audaz producto de debut: el reloj Hublot.

Llamado así por la palabra francesa "ojo de buey", el Hublot, que debutó en la feria de relojería y joyería Baselworld de 1980, tenía efectivamente el aspecto de un ojo de buey. Sin embargo, lo que hizo que el reloj destacara fue su radical enfoque de "fusión" del diseño, es decir, la combinación de una compleja caja de oro con una correa de caucho. En aquella época, la mayoría de los relojes de gama alta llevaban pulseras fabricadas con materiales de lujo, por lo que el humilde material de caucho supuso un cambio radical respecto a las tendencias de la moda.

La muñequera de goma no estaba hecha de cualquier goma. Al parecer, Crocco gastó un millón de dólares en desarrollar el material para crear la mezcla perfecta de durabilidad y estilo. El resultado fue un reloj que parecía más deportivo que sus competidores, pero con todas las características técnicas de un reloj de lujo. El riesgo de Crocco dio sus frutos, con clientes de la lista A, desde el príncipe Alberto de Mónaco a Jay-Z, que se ataron Hublots a la muñeca (este último colaboró con la marca para producir dos relojes en 2013).

En 2004, el relojero Jean-Claude Biver se convirtió en Consejero Delegado de la empresa, impulsando la marca hacia el siglo XXI, incluso mediante importantes colaboraciones con atletas como el velocista Usain Bolt y artistas como Shepard Fairey.

En 2005, Hublot lanzó el reloj Big Bang, una nueva declaración de la inventiva de la marca al mezclar tradición y tecnología con opciones que van desde el oro y un caucho similar al de los neumáticos hasta una carcasa de cristal de zafiro. Otros modelos son el Classic Fusion de 2008, que recuerda el diseño de los años 80, y la colección Piezas de Manufactura (MP), que presenta movimientos complejos. La empresa de relojes suizos de lujo sigue innovando, al tiempo que se mantiene fiel a sus raíces del "arte de la fusión".

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