Edward S. Curtis, Otoño - Apsoroke, 1908

Edward S. Curtis es posiblemente el fotógrafo más influyente del Oeste americano. Su obra se cuenta indiscutiblemente entre la de los fotógrafos más importantes del siglo XX .

Curtis era, ante todo, un artista extremadamente dotado y sofisticado, cuya obra tenía la dualidad de ser una increíble creación artística al mismo tiempo que un documento de un pueblo. Fue el único capaz de crear, de la nada, una visión duradera del indio americano que nunca existió antes de que lo viera por primera vez a través de su objetivo fotográfico.

Edward Curtis produjo imágenes del indio americano que transmiten una dignidad, una humanidad universal y una cierta majestuosidad remanente que trascienden literalmente todos los demás trabajos realizados sobre el tema. En sus fotografías de vemos imágenes que tienen una capacidad única para mantenerse solas en el mundo de la fotografía.

A partir de 1898 y hasta 1928, Curtis dedicó su vida a documentar los modos de vida y las culturas tradicionales de 128 tribus indígenas americanas que vivían al oeste del río Misisipi, desde Alaska hasta la frontera con México.

Curtis era un artista genial poseído por una singular obsesión por preservar las formas de vida tradicionales del indio americano.

Sorprendentemente, concentrando todo su inmenso talento a lo largo de un asombroso periodo de 30 años, Curtis consiguió lo que se proponía; salvó las formas de vida tradicionales de estos Pueblos Nativos, pero a un tremendo coste personal. Le costó su matrimonio, le costó su salud y le costó cualquier posible estabilidad económica que pudiera haber tenido alguna vez.

A pesar de todo, perseveró y dejó una obra jamás igualada en el campo de la fotografía.

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(Biografía facilitada por Bruce Kapson Gallery)