Collares gargantilla Betony Vernon

El cambio de paradigma tuvo lugar durante un almuerzo en Florencia, Italia, hacia 1992. Betony Vernon, una llamativa diseñadora de joyas de pelo de fuego, mostraba su creación más reciente: el anillo en forma de O de oro de 18 quilates, diseñado haciendo un guiño a un collar bondage, con un anillo más pequeño fijado en su parte delantera.

Juguetonamente, el compañero de Vernon pasó el meñique por el anillo más pequeño mientras ella se ponía el más grande. Entonces ocurrió lo inesperado. "Había un impulso eléctrico que recorría esta pieza", recuerda. "Ambos lo sentimos". La sensación cambió su vida. "Ese fue el momento en que supe que las joyas de pueden proporcionar sensaciones y reforzar un vínculo íntimo".

Desde entonces, el objetivo de Vernon ha sido permitir que otros experimenten momentos eléctricos como ése, "llevar el lujo, la fantasía y las posibilidades sensuales al mundo de la joyería fina". "El sexo y el lujo nunca se asociaron", se dio cuenta, y la diseñadora de joyas se propuso cambiar eso. El resultado fue su colección Sado-Chic de 1992, que se convirtió en la colección Paradise Found.

Vernon creció en Virginia y estudió historia del arte, religión y orfebrería en la Virginia Commonwealth University. Tras graduarse en 1990, se trasladó a Florencia, donde más tarde obtuvo un máster en Diseño Industrial en la Academia Domus de Milán. Europa ha sido su hogar desde entonces.

Los diseños de Vernon son provocativos, sexys. Pero si no miras más allá de eso, te estás perdiendo un punto mucho mayor (y más interesante). Los anillos de Vernon , los collares , las pulseras y otros accesorios representan una parte vital de lo que ella considera la misión de su vida.

"El placer", explica, "se ha asociado con el pecado, la maldad y la picardía, no con la alegría, la felicidad y la unión". Vernon se ha propuesto derribar ese "tabú del placer".

Entonces, ¿cómo se refleja el placer en el diseño de las joyas de Vernon (y recuerda que hablamos de sensualidad, no de sexualidad)? Al principio del proceso de diseño, se pregunta: "¿Cuántos sentidos puedo activar?". Cada detalle se relaciona con una experiencia sensual.

¿Ese chasquido crujiente que hace un cierre al abrirse o cerrarse? Un placer para el oído.

La suavidad y elasticidad de los metales nobles, plata y oro? Un placer al tacto.

Y siempre, cree Vernon, las joyas encarnan la memoria, el legado. Un placer para el alma.

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