Bruce Ricker

Cañón del Carmelo

2000

Bruce Ricker redefine el arte del paisaje. Utilizando un enfoque visionario épico, combina una comprensión culta con una imaginación lúcida. Los resultados son deliciosos, inesperados, satisfactorios y únicos. Nacido en Columbus, Ohio, en 1945, creció en Carmel Valley, California, en la década de 1950, sin apenas contacto con la televisión ni con la vida de la ciudad; en lugar de ello, pasaba su tiempo libre vagando por las colinas y los cañones de secuoyas de la California rural. A principios de la década de 1960, se alistó en la Marina y se convirtió en enfermero de hospital en Vietnam a la edad de 17 años. Cuando regresó de su servicio, estudió arte en la Universidad Estatal de San Francisco; sin embargo, lo abandonó al cabo de dos años, insatisfecho con un programa que parecía ser sólo un adoctrinamiento en las ideas "adecuadas" sobre el arte. Ricker se matriculó más tarde en la U.C. Escuela de Arquitectura de Berkeley. Aunque se benefició de esta disciplina, pensó que tenía "demasiadas curvas" como para seguir el camino recto de la arquitectura como carrera. A mediados de la década de 1970, empezó a pintar en serio y a vender sus obras a un público cada vez más amplio. "Intento", dice Bruce Ricker, "hacer lo mismo que hace George Lucas en sus películas". Eso sería crear un nuevo universo, o al menos una nueva forma de ver lo que ya está aquí. Al hacerlo, el artista, el director de cine, el escritor y el actor deben trazar un nuevo territorio que, si lo piensas bien, es de lo que trata la vida creativa. "Alguien como Lucas", prosigue Ricker, "debe preguntarse: '¿Cómo puedo presentar una ciudad diferente a todas las vistas hasta ahora? Yo me hago esta misma pregunta antes de pintar. Soy muy consciente de la forma estándar de ver las cosas -el cliché-, y mi trabajo consiste en no caer en esa trampa". A lo largo de sus treinta años como artista profesional, y aún más como amante de la tierra, los motivos de Bruce Ricker se han hecho notables por su nítido detalle y articulada precisión. Prefiere encontrar territorios inexplorados que sean ricos y bellos... e inesperados, para "dar a la gente una visión que no haya visto antes". En los sueños y en la vida, nada es imposible". (Victor Forbes, Bellas Artes, 2002)