Gordon House

Gordon House, "Dial Set One", serigrafía, 1966

1966

The Guardian escribió sobre Gordon House, a su muerte en 2004: Muchas de las obras realizadas durante sus últimos años por el pintor y diseñador gráfico Gordon House, fallecido a los 71 años, hacían referencia a su lugar de nacimiento en el valle de Swansea. Pasó sus primeros años en la ciudad siderúrgica de Pontardawe. En Tin-pan Valley, las memorias que publicó a principios de este año, recordaba "el estruendo de las acerías... las fábricas de hojalata y los engranajes de los pozos" y "las voladuras de dinamita cuando se explotaban los filones de carbón más arriba en el valle". El desempleo y la depresión de los años 30 llevaron a los padres de Gordon a sacarlo de los valles del sur de Gales para llevarlo al orden y la coherencia de diseño de Letchworth, "la primera ciudad jardín de Hertfordshire". Tras dejar la escuela a los 14 años, fue a estudiar, primero, a la Escuela de Arte de Luton. Durante un tiempo trabajó en un hospital antes de ingresar, gracias a una beca, en la Escuela de Arte de St Albans. En 1961, Gordon se había establecido entre una nueva generación de artistas como pintor y diseñador de mentalidad independiente y aventurera. El año anterior había expuesto sus grandes lienzos, atrevidos y de bordes duros, en la importante exposición londinense "Situation" de pintura abstracta a gran escala, y había diseñado el catálogo de dicha exposición. A medida que avanzaba la década de 1960, Gordon diseñaba para el mundo pop. Trabajó para los Beatles, diseñando su álbum Blanco y la contraportada del álbum Sargento Pimienta, para el que su viejo amigo Peter Blake diseñó la portada. Más tarde, diseñó el primer álbum de Wings. Se deleitaba en la energía creativa de los demás, por lo que podía responder al talento de músicos y artistas por igual. Gordon pintó cuadros durante toda su vida como diseñador. Durante las décadas de 1960 y 1970, sus lienzos y grabados reflejaban las tensiones dramáticas de su diseño gráfico; en la década de 1980, Gales se había convertido en su tema constante. La superficie, la textura y el color de sus cuadros se suavizaron. Sin duda, necesitaba rendir homenaje a los lugares y a las personas que le habían formado, del mismo modo que siempre rindió homenaje a los artistas para los que diseñaba. Sus lienzos redujeron su tamaño, convirtiéndose en paisajes de palma de mano. Pasó mucho tiempo en Gales y, en sus últimos años, utilizó su pincel para recorrer un camino a través de recuerdos de minas de carbón, valles, chimeneas humeantes, hileras de casas de campo y la gente que le había criado primero.