Albert Al Hirschfeld

Casablanca

Durante casi 70 años, Al Hirschfeld creó caricaturas icónicas de personajes famosos del teatro, el cine y la televisión, capturando momentos en el tiempo y documentando la historia del entretenimiento estadounidense en el proceso. El historiador del arte Lloyd Goodrich llamó a Hirschfeld "uno de los pocos maestros del humor gráfico". El crítico de arte del "New York Times" John Russell le apodó "el Fred Astaire de la pluma y la tinta". Brendan Gill, de "The New Yorker", declaró: "Ser una estrella en Broadway es ser dibujado por Hirschfeld". Y muchos artistas creían que, independientemente de cualquier otro galardón que pudieran conseguir, "si Al Hirschfeld no te ha dibujado, no existes". Hirschfeld comenzó su carrera como caricaturista político y se convirtió en caricaturista teatral para "The New York Times" en 1925. Comenzó a crear sus dibujos de líneas puras en un viaje a Bali en la década de 1930 y, a lo largo de su carrera, dominó la técnica de utilizar las líneas para captar el espíritu y la personalidad de sus temas. Oculto en cada dibujo está el nombre de su hija, Nina, y tanta gente se obsesionó con encontrar todas las Ninas, que desarrolló un sistema para anotar el número de Ninas de cada obra junto a su firma. Además de en "The New Yorker" y "The New York Times", los dibujos de Hirschfeld aparecieron en programas de teatro y carteles, así como en anuncios publicitarios. Como resultado de su trabajo, ganó dos premios Tony a toda una carrera teatral y un teatro de Broadway fue rebautizado en su honor.