Lidia Masllorens

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Lídia Masllorens se siente atraída por una abstracción moderada, que permite al observador interpretar el cuadro con precisión y percibir realidades implícitas, recrear, soñar. Sus obras a gran escala tienen una fuerte presencia y desprenden un notable dinamismo y vitalidad. Y esto es tanto más notable cuanto que se trata de una obra sobre papel, una obra de retirada y no de superposición de capas. Los retratos se pintan con acrílico negro, que luego se retira y se lava con una mezcla de agua y lejía. Esta técnica produce la hermosa paleta de colores que distingue su obra, con tonos que van del rosa al blanco y del negro al gris. Los golpes de Lídia son bruscos y rápidos, lo que provoca muchas pérdidas y fallos debido a la naturaleza destructiva de la lejía y al comportamiento impredecible del agua. Lídia adopta un enfoque único de la técnica de la acuarela. Quiere que el papel absorba el agua para distorsionarse y doblarse, que el agua fluya sobre el lienzo, que la pintura se desintegre y que sus líneas se desmoronen bajo la lejía. Sus monotipos han viajado por todo el mundo. Su obra se ha expuesto en el Centro de Arte Catalán de la Sorbona de París, en el Centro de Arte Contemporáneo de Osaka (Japón) y en galerías de Colonia, Amberes, Barcelona y París. Sus cuadros también se han expuesto en numerosas ferias de arte europeas y americanas. En la actualidad, sigue experimentando con primeros planos de rostros en su estudio de Cassà de la Selva.