Wrona Gall

Playa

Tras una carrera de cuarenta años pintando en un loft industrial de Chicago, Wrona se trasladó a Ojai, California, en 2015, donde el horizonte abierto de la belleza natural de Ojai amplió su visión desde franjas de azul vistas desde el tejado hasta vastos horizontes que brillan con intensidad emocional. De niña, Wrona solía mirar por la ventana de su habitación y estudiar el movimiento de las nubes para evadirse del drama familiar. El panorama cambiante sugería la posibilidad de pasar de la negatividad a la positividad. La mutabilidad del cielo sigue siendo una fuente personal de serenidad que impregna su obra. Para crear sus velos translúcidos de colores, dejó de utilizar pinceles y manipula sus pigmentos directamente con las manos. Muele pigmentos -tanto secos como líquidos- en sus paneles de madera para crear las volutas plumosas que dominan incluso los oscuros reflejos tormentosos. Los críticos se han referido a estas veladuras y espumas como gasas de luz y color a lo Turner. Su obra actual en la Galería bG tiene una profundidad sensual que abarca la forma en que los seres humanos interactuamos con las vistas, los sonidos y los olores de la naturaleza. Incluso sus pequeños paneles evocan la majestuosidad de las visiones cósmicas. Su arte va más allá de la representación tradicional de los efectos meteorológicos para introducir una profundidad emocional que hace resonar una fuerte experiencia de la naturaleza recreada en un entorno interior, tanto físico como reflexivo. Su cuadro más grandioso, Un día de verano, llena un gran panel de madera de luz resplandeciente a través de extensiones de nubes hasta una pradera de horizonte bajo de amapolas naranjas y amarillas. Energía y movimiento en brillantes tonos turquesa, azur y añil oscuro componen la escena de Momento Azur. Cielo de tempestad, aunque es el más pequeño de sus cuadros (10 x 12 pulgadas), atrae al espectador a sus reinos atmosféricos de gran riqueza. Las sutiles intrusiones de líneas geométricas y bordes interiores a lo largo de sus obras nos reconectan con la relación entre el mundo humano o artificial y el natural, la invasión de elementos antropogénicos en la naturaleza y la búsqueda del equilibrio entre ambos.