Melinda Hackett

Jalea de luna

2015

Melinda Hackett es una artista neoyorquina a mitad de carrera. Se licenció en Hobart and William Smith Colleges y obtuvo un máster en la Parsons School of Design. Sus cuadros hacen referencia al espacio orgánico y al tiempo no fijado. Llamarlos paisajes sería engañoso, ya que son invenciones poéticas de su imaginación, y hacen referencia al mundo de la naturaleza más que representarlo literalmente. Uno de sus propósitos al pintar es transportar al espectador a un lugar necesariamente extraño, donde la naturaleza pueda experimentarse sin conocerla plenamente, y donde la realidad se comunique a través de los sentidos. Los cuadros de Hackett representan ambos estados, el cercano, el lejano, la vista a través de un telescopio, la vista a través de un microscopio, el cielo protector, el bosque íntimo. Crea mundos llenos de imágenes que flotan, revolotean, se arrastran, giran, cuelgan, ruedan o duermen en los rincones. Las imágenes proceden de una fuente interna. Contienen un impulso vital y están vivas como si estuvieran sometidas a la brisa, el tiempo y las condiciones climáticas. También representa estados de tiempo no lineal. No es tanto que se esté produciendo un acontecimiento singular como que un grupo de objetos diferentes se esté desplazando por el plano de la imagen a distintas velocidades y en direcciones opuestas, algunos deslizándose lentamente y otros zumbando como en una batidora. La naturaleza no está en estado de decadencia, ni es simbólica o nostálgica del pasado. Los cuadros son en gran medida fragmentarios, en el sentido de que existen en un momento, al igual que existen en una sola franja desgarrada del espacio. Hay una sensación de que la actividad continúa fuera de los límites de los cuadros, ya que las formas coquetean con los bordes o son cortadas por ellos. Algunas formas acaban de nacer, otras ya han "salido" y a otras simplemente les gusta mirar. Al no poder identificarse plenamente, permanecen en el ámbito de lo poético, una suma de imágenes para formar un todo, y la forma en que se relacionan entre sí está pensada para ser leída de forma experiencial y no categórica. Si hay una historia que contar, corresponde al espectador contarla.