Peter Hoffer

Ítaca

Se ha dicho que las pinturas contemporáneas de Peter Hoffer tienen tanto que ver con los materiales y las técnicas del estudio como con los temas que transmiten. Peter Hoffer retrata árboles. Invita al público a fijarse en su postura, sus detalles y sus expresiones. El tema es tan importante como la técnica: la forma en que los árboles se rallan, se arañan y envejecen preocupa a Hoffer tanto como los propios árboles. Están pintadas de un modo muy clásico, realista y casi fotográfico, pero tienen un fuerte sentimiento contemporáneo impartido por el acabado de resina epoxi y la caja de madera rugosa sobre la que pinta el artista. La obra de Hoffer es una mezcla paradójica de pasado y presente, viejo y nuevo, tosco y sofisticado, realista y abstracto, perspectiva exterior y sentimiento íntimo. Los árboles que pinta Peter no son una copia de una geografía existente. A veces pinta a partir de fotografías, pero la mayoría de las veces estos árboles son reminiscencias. Sin embargo, tanto si existen como si no, considera que su trabajo tiene más que ver con la técnica, con cómo percibe el mundo, que con la realidad del mundo en sí. A pocos kilómetros de Montreal, Peter tiene una cabaña en medio del bosque, que se ha convertido en su guarida, un lugar donde le encanta pintar. Cuando se pone manos a la obra, empieza pintando al óleo sobre madera, y luego comienza la parte más creativa: aplica toques de pintura acrílica y varias capas de barniz epoxi, que él mismo fabrica. Este proceso se inspiró en los barnices utilizados en los salones académicos de pintura del siglo XIX, una forma de embellecer los cuadros y conservarlos. Para el artista, se trata de poner en escena paisajes evocadores, que despierten en cada uno recuerdos, sueños, una sensación de déjà vu. Pero en la segunda lectura, si vemos algo más que un paisaje, sino una verdadera reflexión sobre el arte, la representación de la naturaleza y el cuadro como objeto en sí mismo, entonces habrá acertado en su apuesta.