Svetlana Shalygina

Siempre y nunca, con un toque de esperanza (Textura abstracta minimalista a gran escala)

En 1973, Svetlana Shalygina nació en Efremov (Rusia), en el seno de una familia pobre y humilde de clase trabajadora. Ella y una hermana mayor se criaron en un pequeño estudio a 200 millas al sur de Moscú, con unos padres que trabajaban en una fábrica local, pero que se desvivían por sus hijos. Svetlana creció cerca de la naturaleza, en la amplia campiña rusa y en pintorescos valles que dibujó y pintó durante toda su infancia. Fue aquí donde desarrolló un gran interés por el arte clásico ruso, la poesía, la música y la literatura. Una curiosidad naturalmente romántica por la vida llevó a Svetlana a Moscú y San Petersburgo a los 18 años, donde vivió y trabajó por su cuenta. En Moscú, su intuitivo talento artístico se nutrió de los mayores museos del mundo y se nutrió de la inspiración de los insuperables maestros clásicos del mundo. Svetlana también continuó su búsqueda de conocimiento viajando a París, Milán, Roma, Viena y otras ciudades europeas para armonizar mejor su identidad en desarrollo con la obra original de los maestros modernos. A los 20 años, su vida dio un giro dramático cuando aprovechó una oportunidad extraordinaria para venir a Estados Unidos. Estados Unidos se convertiría en su segundo hogar, pero despedirse de su familia y amigos de la antigua Unión Soviética le resultó especialmente difícil porque las complejas leyes de emigración le impidieron regresar durante al menos una década. Su nueva vida en el País de las Oportunidades fue difícil al principio. Limpiaba casas y fregaba platos en un restaurante de Nueva Jersey. Desanimada y perdida, Svetlana se dio cuenta de que, por mucho que se esforzara, una costosa educación artística formal en Nueva York no sería una realidad. En 1996, los intereses de Svetlana Shalygina la llevaron con sus pocas pertenencias a Phoenix, Arizona, donde el clima soleado del desierto, su gran belleza y una vida asequible animaron a la joven artista. Durante los doce años siguientes, vivió y mantuvo su estudio en el Oeste americano. Sin una educación artística formal, Svetlana tomó un camino diferente hacia el éxito, el autoestudio, la experimentación y el desarrollo de una trayectoria creativa única. La base del estilo único de Svetlana es la poesía y la belleza que atesoraba de niña, y el amor que aún siente por su Patria. El núcleo de su expresión creativa es a la vez personal y nostálgico, hasta el punto de que al principio era reacia a compartir abiertamente su visión con los demás. Su estilo, en proceso de maduración, se ha visto fuertemente influido por su amor a la naturaleza y su interés por el comportamiento y las emociones humanas. Hace varios años, la intrigante y sofisticada obra de Svetlana fue descubierta por un consumado colega artista y coleccionista de arte que la animó a ampliar su paleta y desvelar su visión creativa al mundo. Svetlana Shalygina falleció tristemente este año y, tras colocar obras en colecciones de todo el mundo, sólo queda una colección limitada disponible para la compra.