Kenny Harris

Mujer leyendo una carta, enmarcada

Kenny Harris ha viajado por todo el mundo pintando in situ. Le fascinan los sutiles efectos de luz y las superficies pictóricas expresivas, centrándose en interiores o paisajes urbanos. Su dinámica aplicación de la pintura describe la forma en que la luz atraviesa el espacio, con raspados e impasto que encarnan la textura de las superficies representadas. La propia pintura se convierte en yeso y madera o en un destello de luz que se refleja en una superficie opaca y desgastada por el paso del tiempo. Los lugares elegidos para estos cuadros abarcan todo el planeta, desde Irlanda hasta Lisboa, pasando por Italia, Londres, París, La Habana y Estambul. Harris lleva muchos años viajando y pintando, y este conjunto de obras refleja los muchos espacios dispares que captan su ojo para la luz y la textura. Su esposa, la también pintora Judy Nimtz, aparece en muchos de los pequeños cuadros, en el acto de pintar en su caballete o en otros momentos de tranquilidad. Para sus grandes composiciones, Harris eligió como tema La Habana, Cuba. El colorido vacío de sus arcadas e interiores evoca una quietud cargada de significado. El pueblo cubano está a la expectativa de lo que está por venir y estos espacios vacíos son emblemáticos de este suspense. Los cuadros de Harris son a la vez modernos y nostálgicos. George Harris está representado por la Galería George Billis de Nueva York.