Philippe Charles Jacquet

Couchant pourpre

Philippe Charles Jacquet no es simplemente un pintor de paisajes; es un creador. Jacquet domina la capacidad de combinar lo real y lo imaginario. Como resultado, sus composiciones, fuertemente inspiradas en las costas y estuarios de Bretaña, tienen un elemento de lo sublime y se registran profundamente en el subconsciente. Aunque pinta paisajes dispersos, hay algo fundamentalmente agradable en la calidad surrealista e idealizada de su obra. Jacquet es un pintor de arquitectura; planifica sus paisajes y sus entornos construidos con una precisión medida, construyéndolos en una variedad estratificada de medios y métodos hasta que son tan reales como imaginados. La materialidad finamente trabajada, desde el agua que parece un espejo hasta las vetas de madera con marcas de óxido, da vida a sus composiciones pintadas. La combinación de texturas, precisión geométrica y colores concisos crea un esoterismo que incluye a los espectadores en lugar de excluirlos. Las estructuras solitarias de Jacquet no rechazan, sino que envuelven al espectador con la familiaridad de un sentimiento.