Mohammad Ariyaei

Sin título

2021

Mohammad Ariyaei nació en 1987 en Ispahan, Irán. Creció con su abuela, que practicaba el sufismo y el misticismo mediante la escritura de oraciones, el diálogo con mundos paralelos y el exorcismo. Le contó muchas historias que desarrollarán su imaginación y alimentarán su inspiración artística más adelante. En 2013, empezó a pintar por consejo de un ilustrador de libros infantiles. Siendo un artista autodidacta, nunca dejó de pintar desde entonces. La exposición "Logia del Despertar Iraní" muestra por primera vez en Francia 40 obras inéditas en acrílico sobre papel y sobre lienzo del joven artista iraní de 34 años Mohammad Ariyaei. Es una oda a la energía vital y al apetito por la vida. También es un testimonio de la cultura de la que es depositario a través de las mujeres de su linaje. De hecho, su tatarabuela formó parte de la Logia del Despertar hace 100 años en Irán y transmitió sus conocimientos sobre el sufismo y el misticismo a sus hijas de generación en generación hasta hoy. Mohammad Ariyaei es, por tanto, el primer hombre de su familia que posee este conocimiento y lo revela en sus pinturas. Sus obras son incandescentes. Se sitúan en el corazón de una figuración outsider desinhibida, humorística y animosa, en la encrucijada de Oriente y Occidente. Mezcla poesía y literatura persas, seres humanos y animales. Convoca a poetas y filósofos persas en persona, como Saadi, Roudaki, Ferdowsi, Khaghani, Hafez y el místico Shams, a la misma mesa, más allá del tiempo y del espacio, como para conciliar el espíritu de la creación en su lienzo y recibir consejos de sus ilustres predecesores. La superficie de la obra está saturada de signos y referencias cruzadas de las artes visuales, la poesía, la literatura y la música. La composición vertical de algunas obras recuerda a las estampas japonesas y al Teatro Japonés lleno de personajes divertidos o trágicos. El arte de Mohammad Ariyaei es frenético tanto en los gráficos que mezclan texto e imagen árabes como en los colores enérgicos, frescos, intensos y luminosos. La emoción surge del uso del color puro cantando con tonos rojos, azules, naranjas y amarillos aplicados con libertad y desenfado. La libertad del gesto aparece en los rasgos esbeltos y el pelo alocado de los personajes. Las escrituras árabes vuelan en todas direcciones y participan en la composición gráfica general. La obra de Mohammad Ariyaei es una partitura viva compuesta por una farándula de colores exuberantes y formas y signos hábilmente orquestados. Su obra es orgánicamente viva, ruidosa, como iluminada desde dentro por el color. Este arte extrovertido muestra un caos poderosamente controlado, a punto de estallar, al igual que su creador, jovial pero lúcido ante la historia actual de su país. Como observador de sus contemporáneos, sus obras están, sin embargo, teñidas de risa para invitar al espectador a replantearse el mundo y mirar con distancia el amor, el deseo, la traición, la guerra y la injusticia de los hombres.