Victoria Sauer

¿¡DIOS QUIERE QUE LOS PERDONE!? - Pintura al óleo de un Bob el tomate asustado

2021

Victoria Sauer se licenció en Pintura y Dibujo por la Universidad de Tennessee en Chattanooga en la primavera de 2020. Aunque sigue experimentando con muchos medios, a menudo aborda su práctica pictórica de forma hiperrealista, muy influida por el fotorrealismo y el surrealismo. Trabajando a partir de fotografías que ella misma toma, Victoria utiliza pintura al óleo para representar temas que le resultan familiares, aunque ligeramente de otro mundo, mientras navega por el espacio entre la conciencia y el subconsciente. La obra de Victoria se ha expuesto en todo el país, desde Colorado hasta Georgia. Recientemente pasó un año viviendo in situ como becaria de residencia de la organización artística de Chattanooga Stove Works, y actualmente trabaja como comisaria del colectivo artístico y de residencia en línea Mineral House Media. Mi obra escudriña las experiencias tácitas y pasadas por alto de la vida cotidiana, los momentos que residen en un nivel de realidad que nos resulta familiar pero que a menudo ignoramos. Investigo la coexistencia entre la vida despierta y la vida dormida, y los lugares comunes que a menudo pasan desapercibidos en ambos niveles de conciencia. Impulsado por la idea de que los sueños son complementarios y continuos a los procesos de pensamiento de vigilia, mis cuidadosas observaciones de la realidad, así como los diligentes recuerdos de los sueños, pretenden crear un diálogo entre sí, ambos conectados por los mismos recuerdos y experiencias relevantes del pasado al presente. Mientras los sueños siguen procesando la misma información de nuestras vidas de vigilia en un lenguaje visual más rudimentario, intento llamar la atención sobre esta intersección de lo ordinario y lo extraño, lo cotidiano y lo absurdo, lo real y lo surrealista. Es en este punto de convergencia donde empezamos a cuestionarnos si estamos despiertos o dormidos. Al responder a mi propia experiencia de la realidad, espero abrir un punto de acceso al espectador, siguiendo la noción de que todos estamos viviendo nuestras propias vidas separadas, pero unificados en la experiencia compartida de la existencia humana: el inconsciente colectivo.