Amanda Watt

LA SILLA MARRÓN

1998

"Me considero un 'Fusionista', porque fusiono estilos que me inspiran, jugando con la fusión de Oriente y Occidente. Combino el orientalismo y el primitivismo con los principios cubistas occidentales y el uso del color de los expresionistas, para crear imágenes figurativas brillantes y vibrantes". - Amanda Watt Amanda Watt nació en Irlanda del Norte en 1960, y se licenció en el Belfast College of Art and Design en 1982. Apenas tres años después de salir de la Universidad, mientras vivía en Londres, Amanda fue descubierta por el gran director de cine Barry Levinson, que la invitó a Malibú a pintar desde su casa de la playa durante seis meses. A partir de ese momento, su arte despegó, y pasó los siguientes veinte años forjando una exitosa carrera en California, haciéndose un hueco en las colecciones de muchos directores, productores, galerías y estrellas de cine clave de Los Ángeles. Con exposiciones individuales anuales en Los Ángeles, San Francisco y Nueva York, los brillantes y vibrantes paisajes de Amanda, sus escenas de interior y sus pinturas figurativas semiabstractas se han convertido en un elemento básico de la sociedad californiana. Entre los principales coleccionistas de Watt figuran el magnate de los casinos Steve Wynn, la embajadora cultural Vanessa Branson, la ex presidenta de Irlanda Mary Robinson y la diseñadora de moda Marla Ginsburg. Su obra forma parte de importantes colecciones mundiales, como: Allied Irish Bank, Dublín; ARCO Corporation, California, y Nagi Corporation en Tokio. En 2006, Amanda se sintió agotada por el enorme volumen de trabajo que esperaban de ella estas galerías, y dio un paso atrás, exponiendo sólo ocasionalmente hasta su regreso a su Irlanda natal en 2015. Amanda vive y trabaja actualmente en Dromara, Irlanda del Norte. Declaración del artista; "Me influyen los motivos de Gustav Klimt y las figuras muy estilizadas de Tom Wesselman y Alex Katz, así como el uso que hace Rainer Fetting de los colores vivos y las pinceladas gestuales. Las xilografías japonesas y las tahitianas de Gauguin también me han inspirado, mientras que los vivos colores californianos de David Hockney y las curvas decididas de Matisse son claramente reconocibles en mi obra. Prefiero la pintura acrílica, que permite un ritmo de trabajo rápido con gestos espontáneos. Los lavados transparentes preceden a los atrevidos colores primarios para crear profundidad y vitalidad. Múltiples motivos, todos ellos procedentes de la memoria o la imaginación, salpican toda mi obra: muebles muy estilizados; un cuadro dentro de otro cuadro; un torso: partes fragmentadas que por sí solas no tienen necesariamente sentido, colocadas cuidadosamente para crear un todo equilibrado."