Retratos de Edward Marecak

Edward Marecak fue un pintor estadounidense nacido en 1919. Creció en la comunidad agrícola de Brunswick, Ohio, y demostró ser un prometedor artista, contratado por la Administración Nacional de la Juventud para documentar graneros históricos. En 1946, Marecak acudió al Centro de Bellas Artes de Colorado Springs durante un año y, tras un paréntesis de un semestre en Cranbrook, regresó para estudiar litografía con Lawrence Barrett. Allí también conoció a su futura esposa y colaboradora ocasional, la ceramista Theresa Madonna Fortin. Ante la oportunidad de impartir un curso de verano en la Universidad de Colorado, decidió obtener un certificado de enseñanza en la Universidad de Denver y posteriormente se embarcó en su carrera de 25 años en el sistema de Escuelas Públicas de Denver. En lugar de perseguir la fama, Edward Marecak dirigió su celo a fomentar entre las generaciones más jóvenes los principios del arte, así como sus sencillas filosofías. Además, su sueldo de profesor le permitía emplear su prodigioso talento en lo que quisiera, en lugar de plegarse a los dictados de las modas y las ventas. Habiendo heredado la fe en la educación de sus padres inmigrantes eslovacos, Marecak pudo añadir la formación de vidas a su dominio de las formas de arte, incluidas litografías, monocopias, dibujos, alfombras de gancho, cerámica, pinturas, esculturas de madera, vidrieras y joyas. Mientras expuso en vida, fue, en palabras de su esposa, "su mayor coleccionista", pero las exposiciones y su popularidad en el Museo Kirkland han situado a Marecak póstumamente entre los modernistas preeminentes de Colorado. De niño, Marecak quedó cautivado por los cuentos de magia y seres sobrenaturales de los Cárpatos que le contaba su abuela. Al igual que otros artistas con raíces en Europa del Este, su giro artístico hacia la tradición popular le liberaría de las prácticas aprendidas de perspectiva y modelado en favor de patrones planos dentro de patrones y de un color brillante y palpitante. Mientras otros se aventuraban más en la abstracción, Marecak estilizaba los elementos figurativos en composiciones abarrotadas que parecían un mosaico o una vidriera. Al madurar, pudo declarar: "Sigo siendo en gran medida un diseñador bizantino y mi alegría con lo que el color puede hacer crece sin cesar". Los trazos de contornos fuertes y formas audaces proporcionan compartimentos para colores vibrantes, contrastes y texturas ásperas que apenas pueden contenerse. El Museo Kirkland organizó una retrospectiva de Edward y Donna Marecak en 2007.