"El barbero de Sevilla", óleo sobre lienzo de principios del siglo XX de José Villegas
JOSÉ VILLEGAS CORDERO
Español, 1844 - 1921
EL BARBERO DE SEVILLA
firmado y fechado "J. Villegas. / Junio 1913" (abajo a la izquierda)
óleo sobre lienzo
49 x 73 cm (19-3/8 x 28-3/4 pulgadas)
enmarcado: 69,5 x 93 cm (27-1/2 x 36-3/4 pulgadas)
PROCEDENCIA
Coleccionista privado, Sevilla, España
José Villegas Cordero (Sevilla, 26 de agosto de 1844-Madrid, 9 de noviembre de 1921) fue un pintor español. Dirigió el Museo del Prado entre 1901 y 1918.
Era hermano del pintor Ricardo Villegas Cordero. Comenzó su aprendizaje muy joven con José María Romero, con quien permaneció dos años hasta ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde estuvo bajo la tutela de Eduardo Cano.
En 1860, cuando sólo tenía 16 años, vendió su obra Pequeña Filosofía por 2.000 reales en la Exposición de Sevilla. En 1867 viajó a Madrid, donde entró en el taller de Federico Madrazo. Allí entabló amistad con los pintores Eduardo Rosales y Fortuny.
Acudía regularmente al Prado, donde copiaba a Velázquez, de quien adquirió la espontaneidad y el uso del color para su técnica.
Finalmente, y por admiración a la pintura orientalista de Fortuny, regresó a Sevilla y organizó una excursión a Marruecos.
A finales de 1868 decidió viajar a Roma acompañado por los pintores Rafael Peralta y Luis Jiménez Aranda, donde acabó entrando en el taller de Rosales.
Sus primeras obras en la Ciudad Eterna tienen un tinte costumbrista, que también es un tema muy demandado por el público. Prueba de ello son sus obras Retrete improvisado, Toreros en la capilla de la plaza (1871) y El resto de la pandilla (1873), entre otras.
También se le exigieron temas orientalistas, que Villegas supo llevar a cabo con maestría gracias a los bocetos que había atesorado en Marruecos, así como ciertas obras de "pintura de género". A mediados de la década de 1970 regresó a Sevilla y aprovechó la oportunidad para visitar de nuevo Marruecos.
De nuevo en Roma, recogió el testigo de Fortuny y se convirtió así en el pintor mejor considerado y más solicitado de la ciudad. En esta época, explotaron las pinturas costumbristas y también los temas orientalistas. Algunas de sus obras pudieron verse en Sevilla gracias a exposiciones regionales y en Madrid gracias a las galerías Bosch y Hernández.
En 1878, el Senado le encargó un lienzo de tema histórico que debía versar sobre la entrevista de Hernán Cortés con Moctezuma. En 1882 el Senado le retiró el encargo, pero Villegas ya se había interesado por la pintura histórica y se embarcó en obras como La paz de Cambray y La última visita de Don Juan de Austria a Felipe II, todas ellas de excelente factura.
A partir de 1877, residió con frecuencia en Venecia, donde se nutrió de sus opiniones para ambientar cuadros como La fiesta de las Marías y La procesión del Redentor. También explotó en esta época temas inspirados en el Renacimiento italiano, como la Dama veneciana del siglo XVI, el Dux Moncenigo y el Palacio de la República veneciana, entre otros. Muchas de las obras concebidas en este periodo acabaron no sólo en Europa, sino en las colecciones de grandes millonarios norteamericanos, alcanzando todas ellas precios astronómicos. La bonanza económica permitió a Villegas construir una villa-estudio en Roma, con una fantástica estética morisca; que desgraciadamente sería demolida en los años cincuenta.
Bien entrada la década de 1980, un editor holandés le propuso ilustrar con
Francisco Pradilla...