Janet Richardson-Baughman Dibujos y acuarelas de paisajes

El traslado desde Detroit a una granja de 80 acres en el oeste de Michigan le vino bien a Janet Richardson-Baughman. A ella y a sus tres hermanos les encantaba la vida en el campo y disfrutaban con las numerosas adaptaciones humorísticas a su nuevo entorno. La escuela de una sola aula a la que asistía, por ejemplo, contrastaba fuertemente con su anterior escuela en la ciudad. Los programas deportivos habían sido bastante sofisticados en la ciudad. Los deportes rurales consistían en que su maestra metía a todos en el coche, incluido el maletero, y luego llevaba a los niños a otra escuela de una sola aula para jugar. Cuando Janet llegó a sexto curso, se cerró un capítulo de la historia de Estados Unidos porque todas las escuelas de una sola aula fueron anexionadas por las ciudades más cercanas, pero aquella inusual experiencia educativa es algo que Janet recuerda con cariño. Como creció en una familia muy artística, no era de extrañar que a Janet le gustara dibujar. Ella y sus hermanos y hermanas hacían adornos navideños para el árbol de Navidad y tenían proyectos artísticos continuos durante todo el año. Su padre, arquitecto, era artista en su tiempo libre. Cuando los niños se hicieron adultos, todos se dedicaron a tareas artísticas, desde la talla hasta la escultura. Janet pasó sus años de instituto montando y exhibiendo sus caballos. Vivir en la granja le permitió disfrutar de su amor por los animales, incluidos los perros, que eran tan especiales para ella. Janet se convirtió en una costurera consumada y una excelente cocinera. No tomó clases de arte en el instituto, aunque a veces ayudaba a su padre con el dibujo.

Al empezar la universidad con la intención de especializarse en oratoria y arte dramático, Janet tomó una clase de arte sólo porque era obligatoria. Las clases de arte le parecieron tan atractivas que tomó una tras otra. Al final, tras haber asistido a todas las clases de arte que se ofrecían, la universidad tuvo que diseñar estudios independientes para ella. Cuando volvió a la granja, Janet descubrió una nueva pasión: la cerámica. Primero trabajó como camarera durante la universidad para obtener ingresos, Janet se convirtió más tarde en Asistente Estudiantil y vivió en el Estudio de Cerámica. Como ayudante, fabricaba arcilla y esmaltes, encendía el horno y ayudaba al instructor en todo lo que podía. Al principio, había planeado convertirse en profesora de secundaria, pero la animaron a que obtuviera su título de posgrado y se dedicara a sus inquietudes artísticas, además de a la enseñanza. Janet se licenció en 1975 en Cerámica y Tejido por la Universidad Central de Michigan, en Mt. Pleasant. Siguiendo el consejo de su mentor, se licenció en la Universidad Estatal de Indiana, donde estudió con Dick Hay. Exigente, pero con una personalidad muy relajada, esperaba mucho de Janet y ella creció por encima de sus expectativas. Se unió al Consejo Nacional para la Educación en las Artes Cerámicas (NCECA), que es una organización de redes de cerámica. Cada año celebra una conferencia nacional en la que se reúnen ceramistas, educadores y artistas de taller. Formó parte de la Junta Directiva durante dos años. Janet se licenció en Bellas Artes en 1977. Al volver al oeste de Michigan, Janet encontró puestos de profesora en varias universidades y enseñó historia del arte, cerámica y un sinfín de clases. Sin embargo, nunca olvidó el consejo de su mentor, que era que continuara con su oficio.

Janet conoció a un empresario y artista, John Baughman, que vendió sus obras por todo el país. Janet compró un estudio y sus obras se vendían tan bien que ya no necesitaba complementar sus ingresos con la enseñanza. Janet y John mantuvieron una relación de negocios durante varios años, hasta que la vida dio uno de esos giros mágicos y su relación se convirtió en mucho más. Más tarde, ambos se casaron. John y Janet compraron una finca y se trasladaron al campo. Al convertir uno de sus edificios en un estudio, la pareja alcanzó un gran éxito que les permitió concentrarse únicamente en sus obras de arte e interrumpir el fin de la venta del negocio. Resulta difícil creer, cuando uno ve sus paisajes al pastel, en técnica mixta de lápiz, óleos y collage realizados sobre papel, que se trata de la misma artista que diseña y realiza cerámicas muy sofisticadas y estilizadas. La belleza natural que abunda donde vivía inspiró sus obras de arte. Curiosamente, también se inspiraba en sus cerámicas para pintar, aunque ambos estilos son bastante diferentes. Janet y John criaron y adiestraron caballos juntos. Además, le encantaba la jardinería y tenía un enorme huerto. A ella y a su marido les encantaba cocinar. También les gustaba jugar juntos al golf. Tuvieron tres hijos. Janet Richardson-Baughman murió el 29 de octubre de 2014.