Esculturas figurativas de Jonas Perkins

Jonas Perkins creció en Phoenix, Illinois (un suburbio del sur de Chicago). Su padre trabajaba en las líneas de ferrocarril como mozo de Pullman. Su madre trabajaba como ama de llaves en una institución psiquiátrica, para tener dinero suficiente para enviar a Perkins y a su hermana a escuelas privadas y parroquiales. Perkins dice de aquellos días: "la escuela era genial porque fomentaban la creatividad y yo disfrutaba aprendiendo. Pero yo era uno de los pocos chicos negros y no era católico ni rico, así que era difícil hacer amigos. Y después del colegio, tenía que huir de los chicos negros -las bandas de mi barrio- que querían darme una paliza porque llevaba traje y corbata al colegio." Pero la madre de Perkins le animó a convertirse en un gran líder para nuestro pueblo y a hacer algo asombroso. También le introdujo en el arte trabajando con cerámica y dándole arcilla para que experimentara con ella. Después del instituto, Perkins fue admitido en el prestigioso Instituto de Arte de Chicago y estudió escultura en metal. Pero, dice Perkins, "a todo el mundo le gustaban los abstractos y eso no era lo mío". Así que Perkins decidió ir al sur y estudió en México, en el Instituto Allende Academia de Arte de San Miguel de Allende. Enamorado del Sur, Perkins acabó en Fredericksburg, Texas, montó una tienda y empezó a crear su arte del retrato. Más tarde, Perkins construyó una casa y aún vive y trabaja en su hermosa propiedad de Hill Country. Perkins, uno de los primeros conservacionistas, incorpora un concepto ecológico en su casa, que diseñó y sigue construyendo y renovando. Perkins utiliza sólo materiales reciclados y tiene techos abovedados hechos con antenas parabólicas de 3,5 m, con aislamiento de paredes y techos de espuma de poliestireno desechada. Sus suelos son mosaicos, compuestos de retales de sus proyectos terminados. "Los artistas somos embajadores en todas las naciones y en todas las tierras", dice Perkins.