Esculturas figurativas de Kat Flyn

Kat Flyn es una artista autodidacta del ensamblaje que trabaja actualmente en San Diego. Comenzó su carrera como diseñadora de vestuario en el sur de California. A lo largo de los años acumuló un tesoro de artefactos y objetos de colección que empezó a utilizar para crear arte de ensamblaje en la década de 1990. En 2000 vendió su negocio y se trasladó a Cuyamaca, una remota comunidad en las montañas de las afueras de San Diego, para dedicarse exclusivamente a su obra de arte. En 2003, su trabajo se vio interrumpido cuando el incendio de Cedar arrasó el condado de San Diego y destruyó el bosque, su casa y su estudio, junto con casi todas sus colecciones y obras de arte. Tras el incendio, se trasladó a San Francisco, donde pasó una década concentrándose en su arte en su estudio de SOMA y exponiendo en galerías de la zona de la Bahía. En 2015, regresó a San Diego y ahora trabaja en su estudio de La Jolla, donde expone y también en Los Ángeles. Flyn se refiere a sí misma como escultora de ensamblaje y a sus obras como arte político o arte de protesta. Se distingue de otros artistas del ensamblaje en que sólo emplea en sus obras objetos guardados, en lugar de encontrados, y en que sus piezas siempre tienen una narrativa política o cultural, en lugar de ser surrealistas o abstractas. También construye o remodela muchas de las piezas que utiliza en sus obras: una caja de refrescos en un edificio de viviendas (Affordable Housing 2017), un joyero en una silla de ruedas (Last Lily Foot 2016), una vieja caja de limpiabotas en un coche fúnebre (Katrina 2018). El resultado es que su obra se parece más al Arte Popular que al Arte de Ensamblaje.