Anillo de oro blanco de 18 quilates con granate rodolita y diamantes de 2,01 quilates

El cuidado y la consideración por los demás han guiado a Kiersten Elizabeth en sus diseños. Es lo que la motiva como artista. Cada magnífica pieza única que crea está cuidadosamente pensada por los sentimientos que provocará, por los recuerdos que encerrará, por el amor y la alegría que significará. Es particular. Es para ti. Canta una canción personal e irradia una luz específica. Cuenta tu historia. Como todo arte, estas preciosas joyas se nutren de las experiencias y la personalidad de su creador. Hace referencia a trabajos anteriores, pero encuentra una nueva expresión. Kiersten fue aprendiz de un gran joyero internacional, aprendió los secretos del oficio y obtuvo certificaciones en diamantes y gemas de color. El impulso creativo era fuerte, junto con su sentido de la aventura. Empezó a viajar por todas partes en busca de gemas vírgenes por las historias que pueden contar. Aunque los conocimientos de Kiersten sobre gemas finas y diseños han evolucionado, siempre ha mantenido la firme creencia de que las joyas siempre tienen que ver con la persona que las lleva. Cada gema está destinada a contener un significado, cada portadora está destinada a mirar sus joyas y apreciar algo más que su color intenso o su brillo. Se supone que debe sentirse bien mientras mantiene cerca los recuerdos. Está hecha para canalizar y recibir amor. Está destinada a abrazar la vida y a quienes le dan sustancia. Esto es lo que Kiersten Elizabeth contempla con cada preciosa pieza única de joyería fina que crea.