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Pendientes postmodernos Enid Kaplan Plata de ley Latón dorado Ónice Cornalina
1348,78 €
Acerca del artículo
Par de pendientes hechos a mano de plata de ley, oro de 14 quilates, latón, cornalina y ónice, creados por la joyera y artista neoyorquina Enid Kaplan. Los pendientes son de clip y están firmados Enid Kaplan, 1997. En muy buen estado, sin usar. Del patrimonio de la artista, Enid Kaplan.
Enid Kaplan fue una joyera, escultora y artista de técnicas mixtas de Nueva York que enseñó, dio conferencias y expuso en todo el mundo. Su obra, a escalas que van de 1 pulgada a 20 pies, ha sido ampliamente publicada en libros y revistas, y forma parte de varias colecciones permanentes internacionales, incluida la del Museo de Arte y Diseño de Nueva York.
Tras licenciarse en la Escuela de Diseño de Rhode Island en 1975, trabajó brevemente como joyera de producción en el distrito joyero de Nueva York y montó su estudio, desde el que empezó a trabajar y enseñar. En 1978 ganó el concurso internacional "Diamonds Tomorrow Design" de DeBeer, lo que le valió un perfil en la revista American Craft Magazine y su primera exposición destacada en la prestigiosa galería Aaron Faber de Manhattan. Se autodenominaba colorista y fue pionera en el uso de metales reactivos, y el matiz y la expresividad que conseguía extraer del titanio y el niobio siguen siendo inigualables hoy en día. Pronto empezó a exponer en museos y galerías de todo el mundo, al tiempo que mantenía una intensa actividad docente en la 92nd Street "Y", la Parsons School of Design, la Universidad de Nueva York, el Fashion Institute of Technology, Penland, Arrowmont y Brookfield.
Durante los frecuentes y prolongados viajes de mochilera que realizó con su marido por regiones remotas de América Central y del Sur, África Oriental y el Sudeste Asiático, Enid empezó a asimilar el significado de los chamanes, los narradores tribales y los fabricantes de objetos rituales hacia los que se sentía atraída. La reconectaron con las responsabilidades comunitarias y espirituales que los artistas habían asumido tradicionalmente y, a su regreso, empezó a crear sus joyas como amuletos, como herramientas para los ritos de paso, para la curación, para hacer visible el mundo invisible.
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