Pareja de sillones de los años 50 con tela Bouclè blanca

El diseñador de muebles Guglielmo Ulrich nació en Milán en el seno de una familia de origen danés. Tras completar sus estudios en la Academia de Brera, la Scuola Speciale di Architettura y la Universidad Politécnica de Milán en 1927, el estatus de Ulrich ascendió rápidamente en los círculos de la alta sociedad, ya que se había ganado la reputación de crear elegantes interiores para una serie de clientes comerciales y privados. La arquitectura y el diseño de muebles de Milán evolucionaban en aquella época debido a la industrialización, y la obra modernista de Ulrich se consideraba fresca y con visión de futuro.

En 1930, Ulrich fundó la empresa de muebles ARCA -que era la abreviatura de Arredamento Casa- con sus colegas Attilio Scaglia y Renato Wild. Juntos crearon una plataforma para los diseños de Ulrich, que eran bastante diferentes de los muebles típicos que se encontraban en Europa en aquella época. 

Ulrich favorecía las líneas sencillas -patas cónicas de mesas y sillas, siluetas esbeltas- y los gráciles contornos de sus mesas consola y sillas de comedor son representativos de un esfuerzo por racionalizar las formas neoclásicas. Creó muebles y accesorios para el hogar lujosos pero prácticos, que hacían hincapié en la artesanía y en la integración de materiales exóticos como la madera ebonizada, el cristal opalino y el mármol verde. Los diseños de Ulrich estaban muy en línea con lo que hoy conocemos como el estilo Art Decó, que se presentó oficialmente al mundo en 1925 en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de París. Colaboró con el legendario arquitecto y diseñador Gio Ponti en los diseños de un hotel a finales de la década de 1930 y coeditó la venerada revista de Ponti Domus con el arquitecto milanés Melchiorre Bega. 

En la década de 1950, Ulrich estaba firmemente establecido como uno de los diseñadores milaneses más influyentes, habiendo participado en el diseño de viviendas, propiedades comerciales y mucho más. En 1961, ganó el premio de la Feria de Trieste por su silla ligera Trieste, un asiento que compartía puntos en común con la icónica silla Superleggera de Ponti y que fue producido por Saffa. 

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