Maciza jardinera suiza de bolas de hormigón, años 60

Décadas antes de que la popularidad masiva de los suelos y muebles neoindustriales de cemento tomara forma, existía Willy Guhl. Este creativo suizo está considerado uno de los primeros diseñadores "industriales" de su país. Fue pionero en un estilo orgánico y robusto de mobiliario y decoración modernos - elegantes maceteros , formales asientos y mucho más - que sigue siendo muy codiciado por muchos hoy en día.

Guhl nació en 1915 en Stein Am Rhein y trabajó como carpintero antes de comenzar sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas de Zúrich (conocida hoy como la Universidad de las Artes de Zúrich), donde llegaría a enseñar durante casi 40 años.

Aunque Guhl es bien conocido por su gama de provocadores elementos de jardín así como por sus muebles de patio y exterior , la legión actual de entusiastas del estilo moderno de mediados de siglo probablemente estén familiarizados con la icónica silla Loop del diseñador (presentada en 1954). Para este asiento escultural y otros muebles, Guhl se inclinó por los materiales industriales, que dobló y moldeó en formas orgánicas para conseguir una sorprendente yuxtaposición. Gran parte de su obra está hecha de hormigón o de Eternit, una mezcla de cemento y amianto desarrollada por la empresa belga Etex, que en la década de 1950 encargó a Guhl y a sus alumnos de la Escuela de Artes Aplicadas que concibieran jardineras de este material. Los recipientes resultantes -algunos con forma de reloj de arena, otros de pañuelo, todos aptos para interiores o exteriores- siguen siendo algunas de las piezas más coleccionables de Guhl.

La afiliación de Guhl al movimiento "neofuncional" suizo se centraba en la idea de simplificar el diseño sin sacrificar la forma. Según Guhl, su misión era "conseguir lo máximo con el mínimo esfuerzo".

Además de su trabajo como diseñador, Guhl dejó su impronta en creativos posteriores a través de sus 39 años en su alma mater, donde fue instructor de gente como Robert Haussmann, Kurt Thut y Bruno Rey. Los compradores actuales de IKEA también tienen una deuda de gratitud con Guhl. Fue uno de los primeros defensores de los muebles planos, defendiendo su capacidad para hacer más accesible el buen diseño.

En el fondo, sin embargo, el trabajo de Guhl estaba intrínsecamente centrado en el ser humano: "En el centro de mis esfuerzos, pongo a las personas y sus necesidades vitales", dijo una vez. "Mis productos deben ser útiles para la gente". Guhl murió en 2004 a los 89 años.

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