Carl-Harry Stålhane, Cuenco en miniatura, Rörstrand, años 50

Antes de que Rörstrand y sus contemporáneos introdujeran en Europa la vajilla de cerámica, la gente comía principalmente en platos de metal. La empresa sueca de cerámica fue fundamental para llevar la porcelana de China al mundo occidental, y hoy en día, la cerámica vintage Rörstrand es muy apreciada por los coleccionistas. 

La empresa comenzó en 1726 en el castillo Rörstrand de Estocolmo, bajo la dirección del maestro porcelanista Johann Wolff. Las primeras obras no llevaban ningún sello que indicara su origen, ya que la empresa no tenía competidores en aquel momento. Una vez que las empresas competidoras hicieron incursiones en el mercado de la porcelana, Rörstrand empezó a estampar sus productos.

Con la creciente demanda de vajillas de cerámica , las piezas de Rörstrand llenaron los armarios de las casas de la nobleza, la realeza y la élite social de Suecia y las naciones vecinas. En el siglo XIX se produjeron muchos avances tecnológicos para la empresa, que empezó a utilizar prensas de vapor para grabar patrones en el material. El siglo XX llevó a la empresa a los mercados internacionales tras presentar sus piezas Art Nouveau en la Exposición Universal de París de 1900. 

Como Suecia era un país neutral durante las guerras mundiales, Rörstrand pudo seguir produciendo, mientras que otras empresas cerraron o pasaron a fabricar artículos para el esfuerzo bélico. El artista y diseñador sueco Gunnar Nylund creó sus obras más famosas - gres esmaltado mate de tonos cálidos Art Decó y más - mientras trabajaba para Rörstrand. En los años 50, Rorstrand contrató a la maestra porcelanista Marianne Westman, a la que llamaban cariñosamente "la Madre de la Porcelana". Su diseño, el Rörstrand Mon Amie, se convirtió en uno de los más vendidos de la empresa. Fue uno de los muchos diseños populares que ella y su equipo desarrollaron. Westman continuó en la empresa hasta la década de 1960, cuando incorporó a otros talentos notables, como la diseñadora Inger Persson. 

En 1976, la empresa celebró 250 años, y se inauguró el Museo Rörstrand en Lidköping, que alberga más de 15.000 piezas creadas por el histórico fabricante de cerámica.

Con casi 300 años de historia, Rörstrand ha sobrevivido a numerosos cambios en la cultura y las preferencias de diseño, manteniendo su estilo heredado y adaptándose sin problemas a las nuevas tendencias. Con cada década, la empresa ha estrenado nuevos diseños, esmaltes, patrones y tecnologías, aportando nuevas innovaciones y giros intrigantes al trabajo tradicional.

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