Jarrón de gres en miniatura Auguste Delaherche, vidriado color sangre de buey, Francia Años 1890-1900

Auguste Delaherche convirtió la ciencia de la experimentación en cerámica en una forma de arte. Procedente de una larga tradición de alfareros de la región francesa de Beauvais que se remonta a la Antigüedad, Delaherche mostró desde muy joven fascinación y aprecio por la cerámica.

Tras estudiar en París en la Escuela de Artes Decorativas, Delaherche trabajó varios años fabricando gres utilitario esmaltado con sal. Al igual que Ernest Chaplet, a quien compró su taller de Vaugirard en 1887, Delaherche fue un innovador; vio el mérito artístico y el potencial sin explotar del gres . Trabajó exclusivamente con este material, lo que era muy raro para la época. Inspirándose en el gres esmaltado japonés, perfeccionó durante esta época sus técnicas de esmaltado, que se caracterizan por sutiles gradaciones de tono.

Consumado alfarero experimental, Delaherche era disciplinado y metódico. Había expuesto sus obras en la Union Centrale des Arts Decoratifs de París, pero fue en la Exposition Universelle de 1889, donde ganó una medalla de oro, cuando recibió el reconocimiento tanto de la crítica como del público.

Para Delaherche, siempre había más que aprender y más que dominar. En 1894, abandonó París por la aldea de Armentieres, situada cerca de su Beauvais natal. Desde su taller, al que llamaba les Sables Rouges (las arenas rojas), la obra de Delaherche muestra adhesión a los principios modernistas de al privilegiar las cualidades formales para lograr la abstracción global.

Asistido únicamente por su mujer, Delaherche prefería el control autónomo y no toleraba los efectos inesperados que a veces se producían durante el proceso de cocción. Con sobriedad y un enfoque disciplinado de su trabajo, Delaherche destruía cualquier pieza que no demostrara un dominio completo del proceso artístico. 

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(Biografía facilitada por Galerie Fledermaus)