Armani Collezioni Chaqueta negra de mezcla de lana bouclé con ribete de satén

Puede que la moda sea una industria fluida que evoluciona con los tiempos, pero pocos diseñadores han tenido las agallas suficientes para romper con las normas y esforzarse por revolucionarla como lo ha hecho Giorgio Armani, natural de Piacenza (Italia).

Cuando fundó su marca con su socio personal y profesional, el arquitecto Sergio Galeotti, en 1975, Armani creó chaquetas, vestidos de noche y otras prendas que se alejaban marcadamente de los diseños ajustados que producían sus competidores. Trabajando con una paleta de colores tenues y tejidos ligeros, Armani fue en cambio pionero del power dressing. A principios de la década de 1980 , el diseñador era alabado por sus camisas elegantes pero de corte relajado en tonos verdes lavados y beige para los hombres y sus elegantes trajes de hombros anchos para las mujeres de carrera. Sus colecciones pretendían ajustarse con naturalidad pero conferir una sensación de confianza a quien las llevaba, y los diseños eran tan lujosos como las prendas que se deslizaban por las pasarelas milanesas de la época.

Armani, hijo de un gestor naviero, pasó su infancia queriendo ser médico, e incluso estudió medicina brevemente en la Universidad de Milán antes de abandonar los estudios y alistarse en el ejército. A finales de la década de 1950, fue contratado como escaparatista en los grandes almacenes milaneses La Rinascente, antes de pasar a desempeñar el cargo de comprador de ropa masculina. Cuando se dio cuenta de que su vocación era el diseño de moda, no la compra, dejó La Rinascente para formarse en el taller de Nino Cerrutiy, con el tiempo, empezó a trabajar como diseñador independiente.

A instancias de Galeotti, Armani abrió su propia oficina de diseño en 1973 y, dos años después, fundó su marca homónima de prêt-à-porter para hombre y mujer, que desafiaba las siluetas tradicionales de la moda y las convenciones de la sastrería.

"Fui el primero en suavizar la imagen de los hombres y endurecer la de las mujeres", ha dicho Armani de sus primeros años. El diseñador vestía a los hombres con texturas suaves como la seda y el lino, tradicionalmente relegadas a las prendas femeninas, y diseñaba trajes de poder para las mujeres, una visión audaz e innegablemente andrógina de la alta costura que fue bien recibida por la crítica. Ganó el Premio de la Moda Neiman Marcus en 1979 y ese año lanzó una línea de difusión llamada Armani Collezioni. Aunque sus colecciones para hombre y mujer ganaron legiones de admiradores en Europa, la marca no despegó en Estados Unidos hasta el estreno de la película American Gigolo, en la que aparecía el rompecorazones Richard Gere ataviado exclusivamente con un impecable, elegante y sexy vestuario Armani.

En la actualidad, Armani sigue diseñando colecciones de prêt-à-porter, y la casa de lujo se ha expandido a lo largo de los años a la decoración del hogar, la hostelería y mucho más. En febrero de 2020, al inicio de la crisis de Covid-19, Armani fue la primera casa de moda que cerró sus desfiles al público para limitar la exposición. A principios de 2022, la marca fue de las primeras en cancelar los desfiles masculinos y de alta costura previstos para enero.

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Puede que la moda sea una industria fluida que evoluciona con los tiempos, pero pocos diseñadores han tenido las agallas suficientes para romper con las normas y esforzarse por revolucionarla como lo ha hecho Giorgio Armani, natural de Piacenza (Italia).

Cuando fundó su marca con su socio personal y profesional, el arquitecto Sergio Galeotti, en 1975, Armani creó chaquetas, vestidos de noche y otras prendas que se alejaban marcadamente de los diseños ajustados que producían sus competidores. Trabajando con una paleta de colores tenues y tejidos ligeros, Armani fue en cambio pionero del power dressing. A principios de la década de 1980 , el diseñador era alabado por sus camisas elegantes pero de corte relajado en tonos verdes lavados y beige para los hombres y sus elegantes trajes de hombros anchos para las mujeres de carrera. Sus colecciones pretendían ajustarse con naturalidad pero conferir una sensación de confianza a quien las llevaba, y los diseños eran tan lujosos como las prendas que se deslizaban por las pasarelas milanesas de la época.

Armani, hijo de un gestor naviero, pasó su infancia queriendo ser médico, e incluso estudió medicina brevemente en la Universidad de Milán antes de abandonar los estudios y alistarse en el ejército. A finales de la década de 1950, fue contratado como escaparatista en los grandes almacenes milaneses La Rinascente, antes de pasar a desempeñar el cargo de comprador de ropa masculina. Cuando se dio cuenta de que su vocación era el diseño de moda, no la compra, dejó La Rinascente para formarse en el taller de Nino Cerrutiy, con el tiempo, empezó a trabajar como diseñador independiente.

A instancias de Galeotti, Armani abrió su propia oficina de diseño en 1973 y, dos años después, fundó su marca homónima de prêt-à-porter para hombre y mujer, que desafiaba las siluetas tradicionales de la moda y las convenciones de la sastrería.

"Fui el primero en suavizar la imagen de los hombres y endurecer la de las mujeres", ha dicho Armani de sus primeros años. El diseñador vestía a los hombres con texturas suaves como la seda y el lino, tradicionalmente relegadas a las prendas femeninas, y diseñaba trajes de poder para las mujeres, una visión audaz e innegablemente andrógina de la alta costura que fue bien recibida por la crítica. Ganó el Premio de la Moda Neiman Marcus en 1979 y ese año lanzó una línea de difusión llamada Armani Collezioni. Aunque sus colecciones para hombre y mujer ganaron legiones de admiradores en Europa, la marca no despegó en Estados Unidos hasta el estreno de la película American Gigolo, en la que aparecía el rompecorazones Richard Gere ataviado exclusivamente con un impecable, elegante y sexy vestuario Armani.

En la actualidad, Armani sigue diseñando colecciones de prêt-à-porter, y la casa de lujo se ha expandido a lo largo de los años a la decoración del hogar, la hostelería y mucho más. En febrero de 2020, al inicio de la crisis de Covid-19, Armani fue la primera casa de moda que cerró sus desfiles al público para limitar la exposición. A principios de 2022, la marca fue de las primeras en cancelar los desfiles masculinos y de alta costura previstos para enero.

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