Punto de lana y lúrex Chloe de los años 80 en plata y gris

Más que un mero creador de gustos, Karl Lagerfeld se dedicó a la búsqueda continua de lo chic. "Mi vida y mi trabajo", dijo una vez el diseñador, "es olvidarme de mí mismo". Durante sus cinco décadas de carrera diseñando zapatos, bolsos, vestidos de noche y otros artículos para Chanel, Fendi, Chloé y muchos otros, Lagerfeld fue un camaleón por excelencia, siempre evolucionando para encarnar los tiempos.

Lagerfeld era, sobre todo, un avatar del estilo, una personalidad extravagante y reconocible al instante: con la coleta empolvada como un vizconde del siglo XVIII, los ojos perpetuamente protegidos por unas gafas oscuras y un puñado de gruesas joyas de plata.

Nacido en Hamburgo (en 1933, '35 o '38, según distintas versiones), Karl Lagerfeld hizo las maletas rumbo a París en 1954. Su diseño para un abrigo le hizo ganar el Secretariado Internacional de la Lana y le consiguió un trabajo con el célebre modisto Pierre Balmain. Pasó a ser el diseñador de Jean Patou, y acabó dándose cuenta de que sus aparentemente interminables ideas podían alimentar una carrera como diseñador por encargo. Así, Lagerfeld prestó su visión a todo el mundo, desde Loewe y Max Mara hasta Krizia y Charles Jourdan, moviéndose ágilmente entre una diversa gama de estilos. Era una forma de trabajar sin precedentes en los tiempos en que trabajar por cuenta propia era todavía una mala palabra.

A finales de los 60 y en los 70, remodeló Chloé para reflejar el espíritu libre de la época y, a partir de 1965, unió fuerzas con la familia Fendi, llevándola de peletera adormecida al estrato más alto de la moda . Debido a su historial de revivir y reimaginar marcas que se habían quedado estancadas, en 1983 Lagerfeld tomó las riendas de Chanel, que había estado acumulando polvo desde el apogeo de su fundador.

Desde la primera colección Chanel de Lagerfeld, inyectó a la venerable casa un soplo de modernidad. Se inspiró en su iconografía - falda de tweed trajes, perlas, camelias - acentuando un léxico de chanelismos con gustos del momento. A pesar de producir ocho colecciones al año para Chanel, así como de cuatro a cinco para Fendi, Lagerfeld nunca vaciló a la hora de proponer nuevas ideas cada vez que ponía el lápiz sobre el papel.

Las colecciones de Lagerfeld para Chanel, en particular, mostraban su habilidad para sintetizar lo viejo y lo nuevo, lo alto y lo bajo. Desde Watteau (Alta Costura Primavera/Verano 1985) y Serge Roche (Prêt-à-Porter Primavera/Verano 1990) hasta las fly girls del hip-hop (Prêt-à-Porter Otoño/Invierno 1991), las surfistas (Prêt-à-Porter Primavera/Verano 2003) y el antiguo Egipto (Prêt-à-Porter Otoño 2019), Lagerfeld utilizó la inspiración de cada temporada para concebir de nuevo las firmas Chanel.

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Gaby Aghion, cofundadora de Chloé, que formaba parte de la intelectualidad de la ribera izquierda y compartía la afición de su madre por la moda, se inspiró en ella para animar a las mujeres trabajadoras independientes a romper con la vestimenta conservadora de los años 50 y lucir diseños más femeninos y de espíritu libre, apropiados tanto para el trabajo como para la vida social.

Nacida en Alejandría (Egipto), Aghion fundó su casa de modas en París en 1952 con su socio Jacques Lenoir para desarrollar su propia fuente de ingresos, independiente de la de su marido. Fue una de las primeras diseñadoras en adoptar el concepto de prêt-à-porter de lujo como término medio entre haute couture y off-the-rack para las masas.

En 1964, Aghion contrató a un incipiente Karl Lagerfeld como un diseñador. La pareja llevaría a Chloé a la fama internacional con sus líneas fáciles pero glamurosas que atrajeron a admiradoras como Jacqueline Kennedy. Lagerfeld se convirtió en el jefe creativo de Chloé en 1974 y permaneció en la marca hasta 1983, época en la que se dio a conocer por sus románticos vestidos de seda que continuaban la visión femenina de Aghion y eran los favoritos de los "hippies ricos". En 1988, la entonces desconocida diseñadora Martine Sitbon tomó el timón de Chloé durante varios años, antes de que Lagerfeld volviera como director creativo de 1992 a 1997, atrayendo a su pasarela a todas las supermodelos icónicas de los 90.

Tras su segunda marcha, Chloé contrató a otra diseñadora novel para dirigir la marca: una joven punky de 25 años Stella McCartney, que se ganó el puesto no por su famoso linaje (es hija de Paul y Linda McCartney), sino por su formación en moda en Central Saint Martins y su experiencia laboral en Savile Row de Londres y en Christian Lacroix. Tras la marcha de McCartney para lanzar su propia línea en 2001 -poco después de presentar la marca de difusión See by Chloé ese mismo año-, Chloé nombró a Phoebe Philo para el puesto.

Bajo la dirección de Philo, Chloé amplió de la ropa de mujer a una línea de accesorios -incluidos los bolsos - y estrenó el legendario bolso Paddington en 2005. El bolso con candado, famoso por pesar la friolera de un kilo cuando estaba vacío, se convirtió en uno de los "bolsos It" de la década (el Marcie de doble asa de la marca tiene su propio en ese sentido); la tirada inicial de producción de 8.000 bolsos se agotó mediante pedidos anticipados.

Philo dejó Chloé en 2006; sus sucesoras son, entre otras, Clare Waight Kelle y Natacha Ramsay-Levi, que anunció que dejaría la casa a finales de 2020. Parte de la influencia duradera de Chloé durante décadas -que nos gustaría especular que apaciguaría enormemente a Aghion- es la dedicación de la marca como plataforma de lanzamiento profesional para diseñadores noveles, sobre todo mujeres.

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