"Estudio para Messier 17" de Jan Pieter Fokkens

Las coloridas pinturas de de Jan Pieter Fokkens nos transportan a mundos lejanos más allá de nuestra comprensión. Dentro de redes aparentemente infinitas de líneas, puntos y cruces, descodifica lo reconocible para crear algo desconocido.

Cada obra bidimensional comienza con una foto captada por un telescopio del espacio profundo. A pesar de su realismo fotográfico, "estas bellas imágenes del espacio exterior no son reales", afirma Fokkens. "Están concebidas para mostrarnos un paisaje utópico de ciencia ficción, como si pudiéramos contemplarlas desde un campo de hierba de un planeta cercano. Lo que es real es la sensación de asombro que emiten". Coloreadas para transmitir profundidad y escala, esas imágenes ya han sido alteradas para hacer más fácilmente consumibles vistas imposibles.

Con ayuda de algoritmos personalizados, Fokkens manipula aún más los "píxeles falsos" de estas imágenes, extrayendo cualidades como el patrón, la forma y el color. A continuación, pinta a mano estas cualidades abstractas como puntos aislados sobre el lienzo. A pesar de su metódico proceso, sus cuadros hacen honor a un romántico sentido de la belleza y captan la sensación de añoranza y asombro que uno siente cuando mira las estrellas.

Inspirándose en el primer arte no representativo, Fokkens trata sus abstracciones como un medio de manipular la realidad. De cerca, podrían recordarnos a cuadros modernistas de artistas como Seurat o Mondrian. Hay movimiento en la imagen fija: momentos dentro de la composición que entran y salen de la vista, que se oscurecen y se revelan cuanto más miras. Generando sin cesar nuevas experiencias de perspectiva, las pinturas de Fokkens desafían nuestras percepciones y nos permiten asomarnos a otros mundos.

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