Gran alfombra sueca de tejido plano de Judith Johansson

A la renombrada tejedora y artista textil Judith Johansson se le atribuye el diseño de más de 400 hermosas alfombras escandinavas a lo largo de su dilatada carrera. Ella y su marido, John Johansson, produjeron los diseños bajo su empresa JJ Vävateljén durante más de cinco décadas, y hoy los tejidos vintage de Judith Johansson siguen deleitando a los amantes de los muebles modernos escandinavos de de todo el mundo. Su trabajo ha tenido un impacto duradero en el diseño de alfombras suecas.

Johansson nació en 1916 en el pueblo sueco de Trollhättan, conocido por sus impresionantes paisajes. El telón de fondo natural de su infancia influyó en gran parte del trabajo de diseño posterior de Johansson y es visible en los dibujos de árboles y hojas que caracterizan sus tejidos. Su padre era constructor, su madre costurera y su abuela le enseñó a tejer a una edad temprana.

Johansson conoció a su futuro marido cuando tenía 19 años. John dirigía una tienda de artesanía en el pueblo, donde contrataba tejedores para fabricar alfombras y tejidos más pequeños. En 1938, la joven pareja se trasladó a la ciudad de Knäred y abrió su taller de tejido. John gestionó la parte administrativa del negocio para que su talentosa esposa tuviera libertad para crear ricos e interesantes diseños textiles. 

Johansson siempre buscaba mejorar su oficio, y estudió en la Escuela de Textiles de Borås a finales de la década de 1940. Creó diseños que los tejedores de su estudio producirían para los grandes almacenes Nordiska Kompaniet, y sus telas se utilizaron en obras producidas por el diseñador de muebles sueco Carl Malmsten. Las alfombras de lana de tejido plano de Johansson, de mediados de siglo, se hicieron muy conocidas por su integración de combinaciones de colores cálidos e intrincadas formas abstractas y motivos geométricos. 

Con el tiempo, Johansson fue invitado a ocupar el puesto de director artístico de la escuela de artesanía Capellagården, fundada por Malmsten. Rechazó la oferta y optó por seguir trabajando en su estudio y centrarse en el diseño de alfombras para iglesias y otras organizaciones. Johansson recibió una medalla de oro de la Real Sociedad Patriótica de su país natal (Kungliga Patriotiska Sällskapet) y hoy sus alfombras se encuentran en iglesias de toda Suecia.

Tras la muerte de Johansson en 1993, el negocio pasó a la hija de la pareja.

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