Dada la ocasión de celebración a la que se asocia la elegante alianza Trinidad de Cartier, el rico simbolismo y la inspiración que hay detrás del diseño original de 1924 se adaptan especialmente bien a esta iteración.

La alianza Trinidad consta de tres anillos de oro de 18 quilates: una silueta apilada que se inspira en la forma entrelazada del anillo Trinidad . Las bandas se diferencian por su trío de colores: oro blanco, rosa y amarillo. Aunque una variante de la alianza lleva una hilera de brillantes diamantes engastados en la banda de oro blanco, la pieza carece en su mayor parte de adornos y lleva la tradición de la colección sin fisuras, con todas las señas de identidad y la reconocida artesanía que distinguen a la venerable casa de joyería francesa de sus competidores.

Cuenta la leyenda que el diseño del anillo de la Trinidad original de Cartier - del que también surgieron la pulsera , el collar y otros más - se inspiró en un sueño que tuvo Jean Cocteau. Al parecer, el novelista y cineasta francés pidió a su amigo Louis Cartier (1875-1942), nieto del fundador de la casa, que creara un anillo basándose en que había experimentado vibrantes visiones de los anillos de Saturno mientras dormía.

El atractivo del anillo Trinidad reside en su sobria modernidad, a pesar de haber sido diseñado en pleno auge del movimiento Art Decó . El sencillo diseño también está impregnado de un simbolismo que no se limita al vívido sueño de Cocteau. El concepto de trinidad tiene una larga historia en diversas culturas. La "triquetra" celta, o "nudo de la trinidad", consta de tres hojas interconectadas y se utiliza a menudo para representar la unidad o la eternidad. El nudo de la Trinidad también aparece con frecuencia como elemento en la joyería irlandesa.

Siempre romántico, Louis Cartier quiso que las tres bandas del anillo Trinity original simbolizaran los vínculos estrechos y las fases del noviazgo: El blanco representa la amistad, el rosa el amor y el amarillo la fidelidad. La metáfora es inseparable de la alianza Trinidad y totalmente específica de su finalidad. Con su seductor minimalismo y su delicada forma, es uno de los diseños más perdurables de Cartier, una prístina expresión de amor eterno.