La lámpara Gräshoppa -o Saltamontes- de 1947, ágil, carismática y claramente funcional, demuestra la aguda mirada de la diseñadora Greta Magnusson Grossmany su dominio del dramatismo silencioso. Fácil de incorporar a cualquier espacio con su forma elegante y esbelta, el Saltamontes cuenta con una pantalla alargada sobre un tallo de bombilla articulado, que permite al usuario dirigir la luz sin efecto de foco.

El Saltamontes original de Magnusson Grossman tenía un marco de acero esmaltado en negro, bisagra de latón y pantalla de aluminio. También había un exterior esmaltado en negro y un interior blanco para reflejar mejor la luz. Cuando diseñó la lámpara, Magnusson Grossman (1906-99) ya había cimentado su legado como destacada creadora moderna, cuyos dobles vínculos con el diseño escandinavo y el diseño estadounidense la dotaron de una perspectiva única. Nacida en una familia de ebanistas suecos, Magnusson Grossman estudió arquitectura en la Real Academia de Tecnología de Estocolmo y más tarde, en 1933, abrió su primer taller, Studio, en Estocolmo. Siete años después, ella y su marido se trasladaron a Los Ángeles, donde abrieron el Estudio Magnusson Grossman en Rodeo Drive. El estudio contaba entre sus clientes con estrellas como Greta Garbo, Joan Fontaine y Greta Allen.

A finales de la década de 1940, Magnusson Grossman también se dedicó al diseño de interiores. Decoró más de una docena de casas de Los Ángeles, que fueron fotografiadas con frecuencia para revistas como Art & Architecture. Las casas, que destacaban por su pequeña escala y su elegante arquitectura, estaban equipadas con los diseños de Magnusson Grossman: el Saltamontes era un elemento frecuente. La lámpara, así como la versión de sobremesa, sigue siendo producida por el fabricante sueco Gubi en la actualidad.