Juego de cuatro recipientes Dansk de los años 70

Irónicamente, Dansk Designs, la empresa de vajillas prácticamente sinónimo de diseño danés ("Dansk", de hecho, se traduce como "danés"), fue idea de un matrimonio estadounidense, Ted y Martha Nierenberg. 

Los Nierenberg, que fundaron el negocio en 1954, trabajaron inicialmente en el garaje de su casa de Great Neck, Long Island, y comercializaron sus vajillas, mesas, objetos decorativos y otros productos principalmente en Estados Unidos. Pero tenían un arma secreta: Jens Quistgaard.

Tras demostrar talento artístico a una edad temprana, al oriundo de Copenhague le regalaron una forja y un yunque para que pudiera trabajar en la cocina de su madre. Quistgaard construyó juguetes, joyas y cuchillos de caza bajo la tutela de su padre. Más tarde, pasó años aprendiendo de los artesanos locales a fabricar modelos de madera, metal, cerámica y cristal. La trayectoria profesional de Quistgaard se consolidó durante su aprendizaje como orfebre en la legendaria firma danesa de plata Georg Jensen.

Los Nierenberg descubrieron al escultor y diseñador en su luna de miel, que habían pasado viajando por Europa en busca de artículos de primera calidad que pudieran constituir la base de un negocio. 

Cuando contrataron a Quistgaard y lanzaron Dansk, sus productos se convirtieron rápidamente en la personificación de lo mejor del diseño escandinavo accesible para los consumidores estadounidenses de mediados de siglo, que se enamoraron de las ensaladeras de teca labradade la empresa, las cacerolas de colores y la cubertería de acero inoxidable , todo lo cual conseguía parecer hecho a mano a pesar de producirse en serie.

La relación a distancia floreció durante 30 años, durante los cuales se fabricaron millones de piezas Quistgaard en las fábricas de la empresa.

Los diseños de la línea Købenstyle de Quistgaard y otras colecciones de mediados de la década de 1950 fueron revolucionarios, con cuencos construidos como barriles y encantadoras y ligeras vajillas monocromas de acero esmaltado. La obra de Quistgaard combinaba la función con una forma llamativa y sofisticada. Utilizó materiales excepcionales en la creación de sus codiciados utensilios de cocina, utensilios de bar y piezas para servir, optando por la cálida teca y las maderas exóticas y reintroduciendo el acero como opción para los utensilios de cocina.

La obra modernista escandinava de la posguerra de Quistgaard sigue siendo muy popular en salones, comedores y cocinas de Estados Unidos, Europa y Japón, sobre todo en los hogares de los entusiastas del diseño de mediados de siglo . 

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